Hezbollah cuenta con la iniciativa conjunta sirio-saudita para contener el impacto de la amenaza de las acusaciones del Tribunal Especial a los miembros del grupo en el asesinato del ex primer ministro de Líbano.
Potencias regionales, como Arabia Saudita y Siria, ambos actores influyentes en el Líbano a través de su apoyo a las dos coaliciones rivales, lanzaron una iniciativa diplomática desde hace meses destinada a contener las tensiones sobre el Tribunal. Diversos sectores, desde funcionarios libaneses a diplomáticos extranjeros, consideran que una vez que las acusaciones sean emitidas serán no tendrían valor real, ya que las autoridades locales no se atreverían a arrestar a cualquier miembro de Hezbollah.
La disputa entre el jefe de Hezbollah - Nasrallah - y el Primer Ministro - Saad Hariri - por la posición sobre el Tribunal (Hariri prometió llevarlo adelante y Hezbollah insta a negar los resultados del mismo) bloqueó durante meses el escenario político libanés.
Nasrallah advirtió que Israel podría lanzar una nueva guerra en el Líbano después de la publicación de las acusaciones del Tribunal, que describió como sin valor. "El Tribunal Especial para el Líbano podría ser una tapadera para una guerra israelí, lo que tememos, a la luz de la conspiración israelí-estadounidense, es que si esperamos a que las acusaciones son publicadas para comenzar a cerrar filas y unirnos... será demasiado tarde", dijo Nasrallah.
Nasrallah también hizo hincapié en que la iniciativa de Arabia y Siria es la única que puede romper el punto muerto libanés sobre la acusación, que se espera implicará a miembros de Hezbollah en el asesinato de Hariri. Nasrallah dijo que en la oferta de Arabia y Siria había una buena oportunidad de resolver la crisis libanesa, en lo que podría considerarse un intento por parte de Hezbollah de distender la situación.
Otro actor del poder libanés, el Jefe del Ejército, ha expresado su preocupación por las posibles repercusiones de las acusaciones; mientras que Siria, Arabia Saudita, Irán y Turquía han exhortado a los libaneses a permanecer unidos.
Luego de la visita de Hariri a Irán, el jefe del Parlamento de Irán, Ali Larijani, se reunió con el presidente sirio Bashar Assad en Damasco. Larijani hizo hincapié en el apoyo a Hezbollah, además buscar el consenso sobre los puntos de vista de Irán y de Siria en lo que respecta a Líbano e Irak, y que los esfuerzos estaban encaminados a preservar la estabilidad en ambos países.
El inicio de acciones violentas por parte de Hezbollah en represalias por las acusaciones a sus miembros es poco probable ya que actuarían en su contra, se desestabilizaría Líbano y debilitaría a la resistencia en el supuesto caso de una intervención israelí. Por otro lado, los diferentes Estados involucrados en la arena libanesa, no tienen interés en una nueva guerra civil con resultados impredecibles.
Potencias regionales, como Arabia Saudita y Siria, ambos actores influyentes en el Líbano a través de su apoyo a las dos coaliciones rivales, lanzaron una iniciativa diplomática desde hace meses destinada a contener las tensiones sobre el Tribunal. Diversos sectores, desde funcionarios libaneses a diplomáticos extranjeros, consideran que una vez que las acusaciones sean emitidas serán no tendrían valor real, ya que las autoridades locales no se atreverían a arrestar a cualquier miembro de Hezbollah.
La disputa entre el jefe de Hezbollah - Nasrallah - y el Primer Ministro - Saad Hariri - por la posición sobre el Tribunal (Hariri prometió llevarlo adelante y Hezbollah insta a negar los resultados del mismo) bloqueó durante meses el escenario político libanés.
Nasrallah advirtió que Israel podría lanzar una nueva guerra en el Líbano después de la publicación de las acusaciones del Tribunal, que describió como sin valor. "El Tribunal Especial para el Líbano podría ser una tapadera para una guerra israelí, lo que tememos, a la luz de la conspiración israelí-estadounidense, es que si esperamos a que las acusaciones son publicadas para comenzar a cerrar filas y unirnos... será demasiado tarde", dijo Nasrallah.
Nasrallah también hizo hincapié en que la iniciativa de Arabia y Siria es la única que puede romper el punto muerto libanés sobre la acusación, que se espera implicará a miembros de Hezbollah en el asesinato de Hariri. Nasrallah dijo que en la oferta de Arabia y Siria había una buena oportunidad de resolver la crisis libanesa, en lo que podría considerarse un intento por parte de Hezbollah de distender la situación.
Otro actor del poder libanés, el Jefe del Ejército, ha expresado su preocupación por las posibles repercusiones de las acusaciones; mientras que Siria, Arabia Saudita, Irán y Turquía han exhortado a los libaneses a permanecer unidos.
Luego de la visita de Hariri a Irán, el jefe del Parlamento de Irán, Ali Larijani, se reunió con el presidente sirio Bashar Assad en Damasco. Larijani hizo hincapié en el apoyo a Hezbollah, además buscar el consenso sobre los puntos de vista de Irán y de Siria en lo que respecta a Líbano e Irak, y que los esfuerzos estaban encaminados a preservar la estabilidad en ambos países.
El inicio de acciones violentas por parte de Hezbollah en represalias por las acusaciones a sus miembros es poco probable ya que actuarían en su contra, se desestabilizaría Líbano y debilitaría a la resistencia en el supuesto caso de una intervención israelí. Por otro lado, los diferentes Estados involucrados en la arena libanesa, no tienen interés en una nueva guerra civil con resultados impredecibles.
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