El primer ministro británico, David Cameron, se sumó a la lista de líderes del mundo para prestar apoyo Tribunal. Fuentes cercanas a Hariri dijeron que Londres apoya firmemente al Tribunal y la estabilidad libanesa, asi mismo comprometió ayuda militar para el Ejército libanés.
Hariri también se reunió con un gran número de embajadores árabes con sede en Londres y una delegación de banqueros; parte de los objetivos de la visita del Primer Ministro libanés fue promover la cooperación económica entre Beirut y Londres.
La causa del Tribunal internacional fue la forma del gobierno de recordarle continuamente a los libaneses sus logros y su autoridad moral, incluso mientras descendía en las encuestas por las disputas políticas. También ayudó a Saad Hariri a reconstruir las conexiones que su padre tuvo con los líderes occidentales.
Hariri no puede hacer frente a Hezbollah con sus aliados políticos y las fuerzas armadas y, dificultosamente, cuente con un Parlamento cada vez más fragmentado. Tal vez la mejor opción de Hariri sea internacionalizar el problema; domésticamente es débil, pero si puede sumar apoyo desde del escenario internacional, todavía tiene una posibilidad de mantenerse en el poder.
Tanto EE.UU como el Reino Unido parecen dispuestos a defender y a sostener el Tribunal pero las señales de un apoyo concreto a esta iniciativa de justicia no aparece en la magnitud esperada. Hariri regresa a Beirut con una promesa más de respaldo a su gobierno, dentro del caos del escenario político y la alta volatilidad que el accionar del Tribunal le imprime a la realidad libanesa.
Hariri también se reunió con un gran número de embajadores árabes con sede en Londres y una delegación de banqueros; parte de los objetivos de la visita del Primer Ministro libanés fue promover la cooperación económica entre Beirut y Londres.
La causa del Tribunal internacional fue la forma del gobierno de recordarle continuamente a los libaneses sus logros y su autoridad moral, incluso mientras descendía en las encuestas por las disputas políticas. También ayudó a Saad Hariri a reconstruir las conexiones que su padre tuvo con los líderes occidentales.
Hariri no puede hacer frente a Hezbollah con sus aliados políticos y las fuerzas armadas y, dificultosamente, cuente con un Parlamento cada vez más fragmentado. Tal vez la mejor opción de Hariri sea internacionalizar el problema; domésticamente es débil, pero si puede sumar apoyo desde del escenario internacional, todavía tiene una posibilidad de mantenerse en el poder.
Tanto EE.UU como el Reino Unido parecen dispuestos a defender y a sostener el Tribunal pero las señales de un apoyo concreto a esta iniciativa de justicia no aparece en la magnitud esperada. Hariri regresa a Beirut con una promesa más de respaldo a su gobierno, dentro del caos del escenario político y la alta volatilidad que el accionar del Tribunal le imprime a la realidad libanesa.
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