En los últimos tres meses, el Ejército libanés ha recibido ofertas de Irán, EE.UU. y ahora de Rusia – entre otros - todos los cuales han ofrecido a la reducida fuerza libanesa de combate armas, municiones y formación. Sin embargo los intereses de estos Estados no radica en generar un actor fuerte para estabilizar a Líbano; son diferentes entre sí y se pueden sintetizar en dos grupos de interés.
Uno de ellos lucha por el control y la influencia sobre Líbano, donde el Ejército es un actor con gran peso - y hasta ahora - es visto por la sociedad libanesa como la única institución verdaderamente nacional en un país fragmentado por el sectarismo. Las líneas de enfrentamiento interno en el Líbano son: Hezbollah – chiitas y pro iraní - y el Movimiento 14 de Marzo - coalición de sunitas, cristianos y otros - que están tratando de mantener a Líbano en la órbita occidental.
El interés de los iraníes por ayudar al Ejército de Líbano es mayor si Occidente se retira del Líbano. Hezbollah necesita del apoyo de Irán para mantener su capacidad operativa e influencia; y por su parte, Irán está interesado en expandir su revolución islámica chiita por el mundo árabe.
Recientemente, algunos hechos ponen en duda que el Ejército libanés sea tan neutral como los EE.UU. esperaba. Se especula que, durante la guerra de 2006, personal de Fuerzas Armadas - en connivencia con Hezbollah – permitieron el uso de un radar de la Armada para realizar un seguimiento y averiar un buque de guerra israelí. En 2008, las Fuerzas Armadas Libanesas actuaron en coordinación con Hezbollah durante la incursión de una milicia islámica rival en Beirut y en agosto de 2010 una patrulla del Ejército libanés abrió fuego contra soldados israelíes que talaban de un árbol en cerca fronteriza, decisión que Israel sospecha fue tomada con apoyo de Hezbollah.
El Ejército libanés funciona como una fuerza independiente en el país, que ha mostrado recientemente una mayor lealtad a los líderes de las facciones religiosas que al poder político estatal. Si consideramos la conformación del Ejército esto tendría cierto asidero: un 60 % de personal de rango del Ejército y de reservistas es chiita, la mayoría de los comandantes militares son chiitas o cristianos maronitas leales al Gral. Aoun, que es un aliado de Hezbollah.
El Ejército en cierto modo es un competidor a Hezbollah, pero el hecho de que el ejército esté haciendo su trabajo en sí es una victoria para Hezbollah, porque mantiene a Líbano en un estado de confrontación con Israel.
El segundo grupo está liderado por Rusia. Mientras la ayuda militar norteamericana está condicionada a que el Ejército no la trasfiriera a Hezbollah, la asistencia de Rusia, no tiene esas condiciones. La oferta de armas de Rusia se produjo cuatro días después de que el Comité de Relaciones Exteriores de los Representantes revivió un programa de ayuda militar que daría u$s 100 millones en asistencia militar al ejército libanés.
Dentro de este esquema, Rusia quiere ampliar su influencia como super-potencia en la región. Si bien la oferta rusa conlleva equipo de combate de importancia, el mismo no tiene relevancia estratégica ya que el personal no está entrenado para operarlo e Israel tiene la capacidad para destruirlo rápidamente; sin embargo, tiene un profundo significado político y muestra la intención que Rusia de afianzarse en el Mediterráneo oriental.
Otro ejemplo de esta posición es la remodelación, en Siria, del puerto de Tartus. Ello le va a permitir a los buques de guerra rusos atracar allí y le dará a Rusia una presencia en el Mediterráneo no ha tenido desde el colapso de la Unión Soviética.
El Ejercito libanés se ve así atrapado en medio de un juego geopolítico, donde por un lado un sector pugna por el control de Líbano a partir de su influencia religiosa y dentro del sistema político aún a riesgo de fragmentar la sociedad e inclusive de enfrentarse a Israel; mientras que por el otro lado, Rusia está retomando su esquema de Guerra Fría tratando de recomponer sus esferas de poder en la región mediante el establecimiento de cooperación militar, económica o respaldando procesos políticos.
Resulta evidente que ambos grupos comparten su falta de interés en la preservación de la unidad del Líbano, más allá de cómo esta pueda afectar a sus intereses o pueda facilitar a la obtención de sus objetivos de política exterior.
Uno de ellos lucha por el control y la influencia sobre Líbano, donde el Ejército es un actor con gran peso - y hasta ahora - es visto por la sociedad libanesa como la única institución verdaderamente nacional en un país fragmentado por el sectarismo. Las líneas de enfrentamiento interno en el Líbano son: Hezbollah – chiitas y pro iraní - y el Movimiento 14 de Marzo - coalición de sunitas, cristianos y otros - que están tratando de mantener a Líbano en la órbita occidental.
El interés de los iraníes por ayudar al Ejército de Líbano es mayor si Occidente se retira del Líbano. Hezbollah necesita del apoyo de Irán para mantener su capacidad operativa e influencia; y por su parte, Irán está interesado en expandir su revolución islámica chiita por el mundo árabe.
Recientemente, algunos hechos ponen en duda que el Ejército libanés sea tan neutral como los EE.UU. esperaba. Se especula que, durante la guerra de 2006, personal de Fuerzas Armadas - en connivencia con Hezbollah – permitieron el uso de un radar de la Armada para realizar un seguimiento y averiar un buque de guerra israelí. En 2008, las Fuerzas Armadas Libanesas actuaron en coordinación con Hezbollah durante la incursión de una milicia islámica rival en Beirut y en agosto de 2010 una patrulla del Ejército libanés abrió fuego contra soldados israelíes que talaban de un árbol en cerca fronteriza, decisión que Israel sospecha fue tomada con apoyo de Hezbollah.
El Ejército libanés funciona como una fuerza independiente en el país, que ha mostrado recientemente una mayor lealtad a los líderes de las facciones religiosas que al poder político estatal. Si consideramos la conformación del Ejército esto tendría cierto asidero: un 60 % de personal de rango del Ejército y de reservistas es chiita, la mayoría de los comandantes militares son chiitas o cristianos maronitas leales al Gral. Aoun, que es un aliado de Hezbollah.
El Ejército en cierto modo es un competidor a Hezbollah, pero el hecho de que el ejército esté haciendo su trabajo en sí es una victoria para Hezbollah, porque mantiene a Líbano en un estado de confrontación con Israel.
El segundo grupo está liderado por Rusia. Mientras la ayuda militar norteamericana está condicionada a que el Ejército no la trasfiriera a Hezbollah, la asistencia de Rusia, no tiene esas condiciones. La oferta de armas de Rusia se produjo cuatro días después de que el Comité de Relaciones Exteriores de los Representantes revivió un programa de ayuda militar que daría u$s 100 millones en asistencia militar al ejército libanés.
Dentro de este esquema, Rusia quiere ampliar su influencia como super-potencia en la región. Si bien la oferta rusa conlleva equipo de combate de importancia, el mismo no tiene relevancia estratégica ya que el personal no está entrenado para operarlo e Israel tiene la capacidad para destruirlo rápidamente; sin embargo, tiene un profundo significado político y muestra la intención que Rusia de afianzarse en el Mediterráneo oriental.
Otro ejemplo de esta posición es la remodelación, en Siria, del puerto de Tartus. Ello le va a permitir a los buques de guerra rusos atracar allí y le dará a Rusia una presencia en el Mediterráneo no ha tenido desde el colapso de la Unión Soviética.
El Ejercito libanés se ve así atrapado en medio de un juego geopolítico, donde por un lado un sector pugna por el control de Líbano a partir de su influencia religiosa y dentro del sistema político aún a riesgo de fragmentar la sociedad e inclusive de enfrentarse a Israel; mientras que por el otro lado, Rusia está retomando su esquema de Guerra Fría tratando de recomponer sus esferas de poder en la región mediante el establecimiento de cooperación militar, económica o respaldando procesos políticos.
Resulta evidente que ambos grupos comparten su falta de interés en la preservación de la unidad del Líbano, más allá de cómo esta pueda afectar a sus intereses o pueda facilitar a la obtención de sus objetivos de política exterior.
1 comentario:
Hola, soy venezolana estudiante de Maestria en Gerencia Pública y a los fines de sumariar un trabajo de investigación sobre Líbano y Siria, queria pedirte de tu valiosa colaboración, si podrías suministrarme información en relación a: objetivos y plan de nación, objetivos políticos, situación política actual, antagonismos con otras naciones, naciones alidadas, conflicto entre ambas naciones, etc. De verdad que lo necesito, ya que no he encontrado la información en la red ni libros al respecto.
En espera de tu valiosa respuesta,
Atte.
Marisol
P.D. favor escribir al email: marisol.hidalgo36@gmail.com
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