viernes, 19 de agosto de 2011

El Tribunal Especial para Líbano amplía su investigación



El Tribunal Especial para Líbano (TEL) solicitó los expedientes sobre los ataques al parlamentario Marwan Hamadeh, al ex líder del Partido Comunista libanés George Hawi y al ex ministro de Defensa, Elias Murr, con el fin de investigar los posibles vínculos con el asesinato de Rafik Hariri. La decisión significa que los ataques ahora están bajo la jurisdicción del TEL, que investigará los tres casos antes de eventualmente emitir un acta de acusación

A pesar que el Juez de Instrucción Fransen, había dicho previamente que el fiscal Daniel Bellemare tenía evidencia que los tres casos estaban relacionados, Fransen autorizó a Bellemare para informar a las autoridades libanesas, y dispuso que las autoridades libanesas cedan los archivos correspondientes a la Fiscalía. Según la declaración del Tribunal, la determinación de que si un caso está conectado con el atentado contra Hariri serviría para evaluar si la naturaleza y gravedad de acciones similares, además de la motivación, el patrón de la ataques y autores.

La revista Time, publicó una entrevista con uno de los cuatro acusados –en condición de anonimato-; durante el reportaje el acusado señaló que el TEL basa su evidencia en los teléfonos celulares cuando éstos pueden ser manipulados por las agencias de Inteligencia, en este caso el Mossad. En un pasaje de la entrevista, el acusado negó su vinculación con el atentado y señaló que al principio Siria fue acusada del asesinato por toda la comunidad internacional, pero después de la cooperación de Siria con la comunidad internacional, Hezbollah fue acusado del asesinato y allí aparecieron los nombres de los actuales acusados.

La evidencia revelada por la acusación se basa casi exclusivamente en un análisis minucioso del uso de teléfonos celulares en los meses previos al asesinato de Hariri. De los millones de llamadas de teléfonos celulares realizadas en el Líbano cada día, los investigadores fueron capaces de desentrañar cinco redes encubiertas y abiertas de los teléfonos celulares supuestamente utilizados por los conspiradores para coordinar la operación. A partir del análisis, los investigadores fueron capaces de identificar las ubicaciones anteriores de varios conspiradores y se evaluó que la vigilancia de los movimientos de Hariri comenzó el 11 de noviembre de 2004, tres meses antes del asesinato.

El fiscal Bellemare, admitió que la evidencia mostrada en la acusación es circunstancial, pero añadió que esas pruebas son a menudo más confiables que la evidencia directa, que puede sufrir pérdida de memoria o distorsión de primera mano de testigos. En la acusación se reconoció que los conspiradores eran conscientes de que la ubicación de los celulares podía ser rastreada y por ello se trataron de ocultar sus huellas activando una red un bastión sunita en el norte de Líbano.

Si bien el caso, en términos judiciales, no le generaría a Hezbollah mayores dolores de cabeza con la débil evidencia circunstancial que sustenta a la acusación, los problemas pueden venir por otro lado. Hezbollah se ha apoyado históricamente en su imagen y ha utilizado a la misma como una marca registrada, el hecho que sea relacionada con el asesinato de Hariri y otros intentos de asesinatos políticos en Líbano, supondrá un nuevo frente de conflicto para la resistencia islámica.

Por ello acusaciones como la formulada por el parlamentario Harb Batroun, que señaló que los ministros de Hezbollah deberían renunciar si el gobierno no entrega a los cuatro sospechosos acusados de haber participado en el asesinato de Hariri, comenzarán a ser más habituales. De hecho, el pensamiento de Harb representa la idea de la Coalición 14 de Marzo; el gobierno tiene tres opciones: o se convence a Hezbollah a de entregar a los sospechosos, sino se debe solicitar a los ministros de Hezbollah renuncien; la tercera opción es que el gobierno declare su solidaridad con Hezbollah en su negativa para entregar a los acusados.

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