martes, 23 de octubre de 2012

¿Quién mató a Al-Hassan?


Aunque el gobierno libanés está principalmente dominado por Hezbollah quien es abiertamente hostil a EE.UU., el jefe de las Fuerzas de Seguridad Interior (FSI), Gral. Ashraf Rifi, confirmó en una entrevista telefónica que las autoridades judiciales habían aceptado la oferta de asistencia del FBI; según Rifi "expertos técnicos" del FBI llegarían dentro de 48 horas para inspeccionar la escena del crimen. Los equipos del FBI ayudaron a investigar varios atentados en Líbano desde 2005.

Rifi dijo a un grupo de periodistas que el Gral. Al-Hassan fue asesinado fuera de una de sus oficinas secretas, donde se reunía con los informantes y que conducía un coche alquilado sin blindaje para pasar desapercibido; Rifi señaló que Al-Hassan pasaba lentamente en su coche a través de la estrecha calle. La oficina secreta estaba en el barrio de mayoría cristiana de Achrafieh, a unos cientos de metros de la sede fuertemente fortificada de la policía donde el Gral. Al-Hassan pasaba la mayor parte de su tiempo.

Un alto funcionario de seguridad, relató que el Gral. Hassan entró por el aeropuerto de Beirut con un nombre falso y después de llegar a su oficina, envió su pasaporte al aeropuerto para su sellado y esta podría ser una de las formas en que se conoció que el Gral. Hassan estaba en Líbano; el jefe de Inteligencia debía estar en París con su familia por una semana más para celebrar la fiesta de Eid al-Adha -que comienza el 26- pero no está claro por qué regresó al Líbano. Es interesante destacar que el contexto del asesinato de Al-Hassan es similar a otros dos asesinatos de críticos de Damasco: los asesinatos del periodista y legislador Gibran Tueni en 2005 y del diputado Antoine Ghanem, del Partido Falange en 2007; ambos murieron en explosiones de coches bomba poco después de regresar a Líbano desde el extranjero, en secreto.

El segundo líder de Hezbollah, el jeque Naim Kassam, rechazó los pedidos de incluir al asesinato de Al-Hasan dentro del ámbito del Tribunal Especial para Líbano (TEL) que juzga el asesinato del ex PM Rafik Hariri; Kassam señaló que el caso debe ser juzgado por los tribunales libaneses bajo la autoridad de las leyes libanesas.

Mientras la investigación del asesinato continúa su curso, el gobierno libanés continúa debatiendo puertas adentro la posibilidad de una dimisión generalizada luego de la insinuación del PM Najib Mikati sobre su posible renuncia; el presidente Michel Sleiman sigue insistiendo en que debe haber un acuerdo sobre una alternativa en caso que el gobierno renuncie. Existen dos fórmulas de emergencia que se están discutiendo: la primera es un gobierno de tecnócratas neutrales y sería el único responsable de la administración de las 2013 elecciones parlamentarias; los tres candidatos para la formación de un gobierno son el ex MP Bahij Tabara, el ministro de Finanzas Mohammad Safadi, y el parlamentario Talam Salam. De los tres, Salam se considera con más posibilidades.

La segunda opción, y la más probable, es una fórmula similar a la adoptada durante el período del presidente Elias Sarkis, cuando un gobierno de salvación fue formado por los líderes de todos los partidos; en términos actuales, esto significaría un gabinete formado por los miembros de la Mesa de Diálogo Nacional y tendría un carácter de transición hasta las elecciones de 2013.

El ex PM libanés, Fouad Siniora, le adelantó al presidente Michel Sleiman que el Movimiento del Futuro no iba a participar en el Diálogo Nacional -ante la renuncia del actual gobierno- y que también van a boicotear las sesiones del Parlamento, que incluyen la participación de los ministros del gabinete. Por su parte, Michel Aoun, líder del Movimiento Patriótico Libre, sostuvo que sería muy difícil si el gobierno renuncia ahora debido a las que las dificultades en la formación de gabinetes y a que el país no puede soportar un vacío político; sin embargo reconoció la posibilidad que algunos ministros puedan renunciar en el presente contexto.

Tanto Líbano como Jordania se movieron agresivamente desde el comienzo de esta semana para sofocar la propagación de la violencia en sus países, derivada de la guerra civil siria, luego de sendos incidentes que prendieron las alarmas de seguridad. En el caso particular de Líbano, desde el gobierno y varios grupos políticos, se adoptó una política de "disociación" un tanto informal; desde declaraciones hasta operaciones encubiertas han involucrado a los sectores libaneses pro y anti Al-Assad en el conflicto sirio, dejando a la política de "disociación” como una declaración de Mikati.

La ocupación de Beirut y Trípoli, por parte de vehículos militares libaneses, fue un mensaje de la voluntad estatal por imponer un cierto orden antes que el caos se adueñase de las calles que fueron escenario de enfrentamientos durante la noche del domingo. Si bien los enfrentamientos fueron protagonizados por manifestantes furiosos por el asesinato del Gral. Al-Hassan, el malestar de los sunitas y chiitas va mucho más allá; por eso que el ejército esté desplegado es un dato importante ya que la élite de oficiales es sunitas y chiitas -en su mayoría con rango- y se especulaba sobre el rol de la FFAA hasta que se conoció la declaración del Ejército libanés.

El presidente Sleiman estableció el 12 de noviembre para una nueva ronda del Diálogo Nacional, y hasta el asesinato de Al-Hasan se había instalado la percepción de una necesidad en la continuidad del Diálogo Nacional, en parte por los temas abordados y por el contexto político interno y regional. El atentado del viernes servirá para evaluar si la dinámica del Dialogo Nacional se verá afectada y, por ende, la confianza entre los diferentes sectores políticos.


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