Siria ha enviado una carta a ONU acusando que algunas zonas del Líbano ayudan a Al-Qaeda y a la Hermandad Musulmana de establecerse a lo largo de la frontera y añadió en la misma una crítica a Turquía y Libia por el supuesto suministro de armas a los rebeldes sirios. La carta, enviada al Secretario General y al Consejo de Seguridad, fue entregada ayer por el representante sirio ante la Organización, Bashar Ja'afari.
La carta denunció que en algunas zonas de Líbano se han establecido almacenes para las armas y municiones que está llegando ilegalmente a Líbano, ya sea por mar o a veces mediante el uso de los aviones de determinados países, y luego pasan de contrabando a Siria bajo la excusa de llevar ayuda humanitaria a los refugiados sirios. Además, Ja'afari dijo que organizaciones benéficas dirigidas por los salafistas libaneses y el Movimiento Futuro, liderado por Saad Al-Hariri, se están utilizando para proporcionar refugio a los terroristas en Líbano.
El Ministerio de Relaciones Exteriores también dijo que "los pistoleros heridos están siendo atendidos en los dispensarios y hospitales libaneses bajo nombres falsos", y agregó que “Arabia Saudita y Qatar son la financiación de estos centros médicos”; la carta sostienen que "hay alrededor de 50 terroristas en la ciudad de Trípoli bajo la dirección de Khaled Khaled Tanak, Hamzeh y Zacarías Ghaleb al-Khawli y que usan las identificaciones con el símbolo de ONU sobre ellos para pasar a través de los puestos de control del ejército libanés."
De acuerdo con la carta filtrada, el Ministerio de Relaciones Exteriores sirio tiene información que el líder del Ejército Libre Sirio (ELS), Coronel Riad Al-Assad, "ha llegado recientemente a Líbano para establecer una zona de amortiguamiento de Siria."
El Coronel Al-Assad, por su parte, acusó a Rifaat Eid, un funcionario del Partido Democrático Árabe de conspirar contra el Estado libanés e invitar a un ejército árabe extranjero para ocupar el norte del país. Según al-Assad, las declaraciones de Eid no sólo menosprecias el prestigio de Líbano sino también la dignidad del país y la dignidad de cada ciudadano libanés, porque Eid no es ni un analista político, ni un analista de medios de comunicación, sino la cabeza de un partido libanés.
Eid insinuó el miércoles que la calma no se restaurará en Trípoli, sin el retorno de un "ejército árabe" a Líbano, y señaló que Siria es capaz de llevar a cabo esa misión; Al-Assad dijo que no hay duda que Eid tiene el deseo de volver atrás del reloj en Líbano, con un pedido de esas características.
El Primer Ministro libanés, Najib Mikati, contestó la carta destacando que "el gobierno libanés está plenamente con el cumplimiento de su deber en la lucha contra cualquier tipo de operaciones de terrorismo y en la vigilancia de la frontera con Líbano, el control de la situación de la seguridad y las lagunas de seguridad." Mikati señaló que "violaciones también se están produciendo desde el lado sirio de la frontera, como todo el mundo conoce la naturaleza de la frontera entre los dos países y lo difícil que es controlar la extensa zona fronteriza".
Mikati calificó de desafortunadas a las observaciones formuladas por el enviado de Siria y como una inflamación de las disputas, mientras que Líbano busca a través de los canales diplomáticos y de seguridad pertinentes salvar las diferencias y resolver los problemas con calma, con cuidado y de una manera que preserve el bien las relaciones entre los dos países y pueblos.
El Movimiento del Futuro negó hoy las acusaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores sirio, sobre la existencia de "centros de caridad pertenecientes a grupos islamistas y el Movimiento Futuro de Líbano a lo largo de la frontera con Siria que se hayan convertido en lugares para recibir y albergar a terroristas de Al-Qaeda y la Hermandad Musulmana”. El Movimiento del Futuro acusó al régimen sirio de "querer exportar la crisis de su país a Líbano, a través de implicar al Movimiento del Futuro, que se rige por las normas de las prácticas políticas democráticas, cívicas y responsables".
Ciertamente Líbano ha tenido históricamente grandes dificultades para controlar su seguridad interna, debido a múltiples factores el aparato estatal se ha visto afectado para controlar las fronteras y para evitar los incidentes entre los grupos religiosos. Era de esperarse que los acontecimientos en Siria complicasen más aun el escenario interno libanés y que los grupos salafistas se infiltrasen en al país para luego viajar a Siria.
Damasco no ha hecho mucho tampoco para colaborar con la seguridad nacional libanesa ya que algunos de sus funcionarios responden más a Al-Assad que a Mikati y vaya como ejemplo los secuestros de disidentes sirios en Beirut con grupos mixtos sirio-libaneses de Inteligencia. El problema no lo tiene Siria, que si bien ya está desestabilizada, tiene un poder central que mantiene un cierto control sobre los grupos extremistas; Líbano no puede decir lo mismo ya que Hezbollah contra el sur y los salafistas podrían intentar alzarse con el norte, además a diferencia de Damasco el aparato de seguridad de Beirut es más modesto y tiene limitaciones materiales para enfrentarse a los radicales.
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