lunes, 21 de mayo de 2012

Se agravan las tensiones religiosas en Líbano


El jeque Ahmad Abdul Wahed, un prominente predicador musulmán anti-Al-Assad, y su compañero, el jeque Mohammad Hussein al-Mereb, fueron asesinados en un retén del Ejército libanés-en Kwaikhat- cuando se dirigían a asistir a un mitin organizado por Khaled Daher, parlamentario del Movimiento del Futuro, en la aldea de Halba para conmemorar a las víctimas del movimiento durante los enfrentamientos entre partidarios y detractores del gobierno del 2008. A su llegada al puesto de control, Khaled Mereb –el chofer del jeque Wahed- dijo que varios soldados lo habían saludado, pero uno de ellos le exigió al predicador que saliese del coche; a raíz de esto se produjo un altercado verbal con el soldado Wahed tomó el asiento del conductor y se volvió al vehículo para regresar momento en que los soldados dispararon contra el vehículo, causando la muerte del jeque.

El Fiscal militar, Saqr Saqr, ordenó la detención de 22 soldados del ejército libanés, entre ellos tres oficiales, para ser interrogados y desde el gobierno se dijo que las investigaciones están en curso"; Saqr dijo que un comité creado por el ejército libanés para investigar el incidente estaba bajo su supervisión personal y que iba a viajar al norte para continuar con la investigación, pero descartó que se tenga un informe inicial antes de los tres días. Mientras tanto, el Gran Mufti Mohammad Rashid Qabbani se reunió con una delegación en representación del jefe del Ejército libanés, Gral. Jean Kahwagi, encabezada por el jefe de la Inteligencia militar, Edmond Fadel; en el encuentro se le transmitió al muftí de que la investigación estaba en curso y que se revelaría a los responsables detrás del asesinato y serían juzgados

Grupos armados prendieron fuego a neumáticos para cortar varias carreteras en el norte de Líbano, en señal de protesta, en un camino que conduce a Siria. Escenas similares se repitieron en todas las regiones de Líbano: en algunas partes de Beirut, en la región de Akkar y en el valle de la Bekaa, donde manifestantes furiosos cortaron las rutas. Tanto el Ejército como la policía estaban tratando de abrir las rutas en un aparente intento por aliviar la tensión en el país; el Primer Ministro libanés, Najib Mikati, llamó a la calma y dijo que el ejército ya había abierto una investigación sobre el incidente.

Mikati presidió una reunión de seguridad y luego instó a los libaneses, en particular a los habitantes de Trípoli, a mostrar moderación y "actuar con prudencia". El premier libanés hizo hincapié en la necesidad de reabrir las carreteras y de no para atacar las propiedades públicas y privadas.

Los enfrentamientos del lunes, entre hombres armados del Movimiento del Futuro -leales al anti-sirio ex PM Saad Al-Hariri- y miembros del grupo pro-Assad sunita liderado por Shaker Al-Berjawi, dejaron dos muertos y se constituyeron en los peores disturbios, en Beirut, desde los enfrentamientos sectarios de2008. Khaled Daher, parlamentario del Movimiento del Futuro, dijo Abdul Wahid fue víctima de un "asesinato intencionado" de las tropas del Líbano que son leales a Damasco.

Pero Berjawi dijo que unos 25 guardias y miembros de su personal estaban en su oficina cuando empezaron los combates, dos de ellos murieron y 12 resultaron heridos en alrededor de siete horas de enfrentamientos; Berjawi dijo que miembros de los grupos extremistas se encontraban entre los jóvenes que rodeaban a su oficina. Berjawi sostuvo que hizo un llamado al ejército libanés pidiendo su ayuda pero que cuando los soldados llegaron no intervinieron.

Otro grupo sunita pro-Al-Assad dijo que sus hombres se dirigieron a Berjawi y sus partidarios en las primeras horas de la mañana, y que el ejército probablemente pensó que su intervención podría agravar la situación. Los jóvenes de Tarik al-Jadeeda dijeron que aunque sus acciones fueron motivadas por el profundo resentimiento de los 14 meses de derramamiento de sangre en Siria, uno de sus objetivos a corto plazo se había logrado con la expulsión de Berjawi.

Un dato interesante es que mientras los dolientes llevaban los cuerpos de Abdul Wahid y Mraib Mohamed y otro hombre murió en el incidente puesto de control, a una mezquita en Albireh en Akkar, el ataúd del último hombre estaba envuelto con las banderas del Ejército Libre Sirio y del Movimiento Futuro.

El ex primer ministro, Saad Hariri, discutió telefónicamente con Samir Geagea, líder de las Fuerzas Libanesas, los acontecimientos en Beirut, la región de Akkar y las maneras de enfrentar "las trampas puestas por los instrumentos del régimen sirio" en el país. Un comunicado de la oficina de Hariri, indicó que el legislador había hablado también con Amin Gemayel, líder del partido Kataeb, y que los dos discutieron tanto los asesinatos de Abdel-Wahed y Merheb, así como los esfuerzos para frustrar los intentos de "encender la discordia en el norte y en Líbano en general”.

El Secretario General, Ban Ki-moon, expresó hoy su preocupación que los enfrentamientos en Siria pudiesen propagarse a Líbano y reiteró su temor que la violencia pueda estallar en Siria en una guerra civil a gran escala. El Coordinador especial de ONU para Líbano, Derek Plumbly, también expresó su preocupación por los enfrentamientos y pidió a todas las partes que cesen los combates; además Plumby dijo que "Las diferencias deben resolverse mediante el diálogo y no recurriendo a la violencia”.

La semana pasada, el embajador de Siria en ONU, Bashar Ja'afari, le envió una carta a Ban y al Consejo de Seguridad acusando a algunas facciones libanesas de alojar a miembros extremistas de Al-Qaeda y la Hermandad Musulmana y ayudarlos a echar a lo largo de la frontera con Siria para lanzar ataques contra ese país Siria. En comentarios que parecían reforzar las denuncias del gobierno sirio sobre militantes extranjeros extremistas, Ban dijo que creía que Al-Qaeda era responsable por los dos coches bomba que mataron al menos a 55 personas, pero ONU desmintió más tarde por falta de pruebas contundentes.

Siria ha jugado un papel clave en Líbano, muchas veces un papel desestabilizador pero también de regulación; los libaneses no han hecho ningún progreso por emanciparse del papel protector que Siria se ha arrogado en las últimas décadas. La sospecha que elementos dentro del ejército libanés, que ha actuado como un símbolo de la unidad nacional desde el final de la guerra civil en 1990, estén trabajando con los sirios para desestabilizar a Líbano y a la región es una hipótesis que algunos comienzan a considerar.


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