miércoles, 23 de mayo de 2012

La delgada línea roja entre Siria y Líbano


Ali Ammar, parlamentario de Hezbollah, dijo que su partido se ha asegurado de la liberación de al menos 11 libaneses secuestrados en Siria al tiempo que el partido mantenía "La comunicación en los planos internacional, regional y local se llevó a cabo durante todo el día, en un esfuerzo para ganar su liberación", según Ammar. El representante de Hezbollah dijo que se hicieron esfuerzos para conseguir la ayuda de Turquía y varios Estados del Golfo, así como las organizaciones mundiales para presionar a los hombres armados para liberar a los rehenes; lo significativo se su intervención fue la discrepancia en las cifras citadas en relación con el número de rehenes: mientras que algunos funcionarios libaneses daban 13 rehenes, Ammar dijo que los rehenes son entre 11 y 13.

Adnan Mansour, Ministro de Relaciones Exteriores de Líbano, dijo hoy que las autoridades han ubicado a 11 chiitas libaneses secuestrados y que espera que sean liberados muy pronto; Mansour dijo que había estado en contacto con varios funcionarios árabes y su homólogo turco para tratar de asegurar el retorno de los cautivos a Líbano. La agencia estatal de noticias de Líbano, transmitió el informe pero no dio más información sobre la ubicación de los rehenes o en poder quien se encuentran.

Nabih Berri, presidente del Parlamento libanés, acogió con beneplácito el llamado del rey saudita Abdullah bin Abdel Aziz, de disociar a Líbano de las luchas en el exterior, en particular la crisis de Siria. El Primer Ministro, Najib Mikati, también destacó el apoyo del rey saudita a la postura de su gobierno y dijo que ello confirma que la política de la disociación adoptada fue una decisión correcta; Mikati también advirtió que el país estaba "pasando por una fase difícil", pero añadió que una actitud responsable y evitar las confrontaciones electorales prematuras podría ayudar en la superación de los problemas del país.

A pesar del apoyo del rey Abdullah, el embajador saudita en Líbano, Ali Al-Asiri, confirmó que se ha puesto en marcha un plan de contingencia para la evacuación de sus nacionales en Líbano, en caso de necesidad de una salida repentina. Aunque Al-Asiri dijo que no hay dudas que la actual situación es buena e hizo hincapié en que su país no le está pidiendo a sus ciudadanos que se abstengan de viajar a Líbano sino que se limiten a tomar precauciones debido a los enfrentamientos locales, el rey Abdullah está "profundamente preocupado" por la violencia sectaria en el Líbano, luego de la muerte del clérigo sunita.

Michel Aoun, líder del Movimiento Patriótico Libre, denunció durante una ceremonia del Día de Liberación –que marca el retiro de las tropas israelíes del sur de Líbano en 2000- que había intentos de vincular los eventos en Siria con Líbano para sembrar el caos y llegar a un estado de desesperación; Aoun también advirtió que algunos grupos estaban tratando de arrastrar a la Resistencia en "luchas internas" y que era lamentable que muchos libaneses se hayan desviado de la ruta de la resistencia y se olvidado de la amenaza israelí".

Aoun, comentando sobre el secuestro de los chiitas libaneses en Siria, lo calificó de un "acto terrorista" y consultado sobre del asesinato del clérigo sunita, Ahmad Abdul Wahed, señaló que "no fue un asesinato" y expresó su esperanza que la investigación sobre el asunto termine pronto.

Una explosión sacudió al complejo de Aqibiyeh cerca de Zahrani, al sur de Líbano, habitado por trabajadores sirios y solo causó algunos daños a la propiedad; los atacantes lanzaron un cartucho de dinamita y las tropas libanesas rápidamente llegaron a la escena después de la explosión e iniciaron una investigación sobre el incidente. El complejo estaba cubierto con carteles de presidente sirio, Bashar Al-Assad, y ha sido el hogar de cerca de 200 trabajadores agrícolas sirios en los últimos dos decenios.

El Ejército Libre Sirio (ELS), por su parte, negó que estuviera detrás del secuestro de los libaneses, Mustafa Al-Sheikh -miembro de alto rango del ELS- negó por teléfono desde Estambul que su grupo sea responsable de la operación; Al-Sheikh sostuvo que todo era un intento por distorsionar la imagen del ELS y denunció que el secuestro fue "sin duda la obra del régimen sirio, que quiere sembrar el caos."

Las fuerzas del régimen aprovecharon este incidente para lanzar un feroz asalto en el bastión rebelde de Rastan, en el centro de Siria, con un profuso fuego de artillería para luego lanzar un ataque por tierra. Un activista en el terreno dijo que los combatientes del ELS defendían las entradas de Rastan, pero las fuerzas del régimen se estaban reforzando con nuevas tropas de élite, incluida la Guardia Revolucionaria iraní.

Sergei Lavrov, Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, dijo en una conferencia de prensa que el conflicto en Siria podría propagarse a Líbano. Lavrov, señaló que hay "una amenaza tangible" que la violencia de Siria se extienda a Líbano y que "podría terminar muy mal; el funcionario ruso también advirtió sobre" una escalada artificial "de las tensiones entre los dos principales ramas de la Islam, chiitas y sunitas.

Cuando Nabih Berri les dijo a los diferentes partidos políticos libaneses que prevengan la violencia sectaria y que la crisis en Siria no debería allanar el camino para el caos y el conflicto en Líbano, estaba describiendo una situación que hace tiempo se venía vislumbrando. La división entre sunitas y chiitas en Líbano es tan profunda como lo fue cuando surgió por primera hace siglos, ahora la política es más que un juego; muchos sunitas se oponen a las potencias extranjeras que apoyan a los chiitas libaneses –por ejemplo Irán y Siria- y entre ellos existe la percepción que una y otra vez la comunidad sunita está bajo ataque.

Las tensiones sectarias si bien no son algo nuevo en Líbano, desde el asesinato de Rafik Al-Hariri, en 2005, han estado en pleno crecimiento; la muerte del líder sunita despertó las sospechas que Hezbollah estaba detrás del mismo. A ello se le debe sumar la sensación de marginación política que los sunitas tienen debido a que los mismos hombres que dirigieron las milicias durante la guerra civil ahora ocupan cargos oficiales mientras que los diferentes grupos sectarios siguen luchando por el poder.

Ahmad Abdul Wahed era conocido por ayudar a los refugiados sirios que huían por la frontera norte de Líbano con Siria, mientras que otros arriesgan que su apoyo a los opositores sirios, no sólo involucraba ayuda humanitaria. Independientemente de su papel en el levantamiento sirio, resulta innegable que una parte importante de la población sunita está ayudando a derrocar a Al-Assad, uno de los principales aliados de Hezbollah, el principal rival de los sunitas en el país.


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