martes, 15 de mayo de 2012

El Ejército de Líbano controla Tripoli


Las tropas del Ejército libanés, respaldadas por vehículos blindados desplegados en Trípoli, restauraron el orden después de tres días de enfrentamientos entre los barrios rivales de Bab al-Tabbaneh -cuyos residentes se oponen a Al-Assad- y Jabal Mohsen -cuyos residentes apoyan la líder sirio- y comenzaron a levantar puestos de control y patrullas, particularmente en la calle Siria, que corre entre ambos barrios.

El jefe del Ejército libanés, Gral. Jean Kahwagi, dijo que la decisión de desplegar al Ejército en Trípoli se produjo después de que se tuvo la seguridad que los soldados no serían los objetivos; cuando el ejército entró en las zonas de enfrentamientos se disparó en su contra y uno de los objetivos fue proteger a los efectivos militares, pero también se buscó evitar las bajas entre los civiles armados. Se estima que unos trescientos miembros de las Fuerzas de Seguridad Interna entraron en el área bajo las órdenes del Gral. Bassam Ayoubi, miembros de la policía también participaron del despliegue y las operaciones posteriores.

El ex Primer Ministro, Saad Hariri, instó a los líderes políticos, religiosos y militares libaneses a hacer "lo que sea necesario" para ponerle fin a los enfrentamientos en Tripoli, dijeron fuentes políticas. La oficina de prensa de Hariri dijo que el líder del Movimiento Futuro, actualmente en Arabia Saudita, habló por teléfono la situación en Trípoli con el presidente Michel Sleiman, comandante del Ejército, Gral. Jean Kahwagi, el Mufti del norte de Líbano, Sheikh Malek Shaar, y otros altos funcionarios.

Algunos sectores políticos, como el parlamentario Mouin Merhebi del Akkar, criticaron al Ejército libanés por no aplicar las decisiones del Consejo de Defensa Superior y lo responsabilizaron de cualquier "gota de sangre que se derrame o hay vida que se pierda debido a la reticencia a entrar en la zona de los enfrentamientos". Sin embargo, el Ministro de Defensa, Fayez Ghosn, defendió al Ejército y sostuvo que se va a hacer lo que se deba hacer, se implementarán y tomarán las decisiones necesarias; además Ghosn garantizó que el Ejército tendrá una presencia más fuerte en la zona.

Aunque los enfrentamientos no son raros en el área, los últimos tres días han sido testigos de algunos de los más feroces enfrentamientos entre sunitas y alawitas en Trípoli, matando a ocho personas -entre ellas un soldado e hiriendo a más de 50-; por primera vez fueron utilizados proyectiles de mortero que forzaron a cientos de personas a abandonar sus hogares debido al pánico provocado.

Líbano y Siria comparten una compleja red de relaciones políticas, sectarias y rivalidades que fácilmente se pueden inflamar. Trípoli es solo un caso de violencia sectaria puntual por el tramado religioso de la población local, pero las disputas se han vuelto más frecuentes a medida que el conflicto en Siria empeora y si bien los últimos enfrentamientos fueron provocados por la detención del libanés Mawlawi Shadi -un crítico abierto de Al-Assad- cualquier incidente en Siria repercutirá directamente en las respectivas comunidades libanesas. Pero a diferencia de Siria, Líbano ya ha experimentado conflictos político-religiosos en las últimas décadas de los que a penas a podido recuperarse; la pregunta que se hacen todos es si el sistema político libanés desde los Acuerdo de Taif ha logrado consolidarse o solo fue una tregua momentánea.

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