El embajador sirio en Líbano Ali Abdel Karim Ali, dijo que "el gobierno libanés debe controlar de manera más efectiva su frontera con Siria y aplicar los acuerdos entre los dos países." También hizo un llamado al gobierno libanés para no crear un entorno que abarca a las organizaciones radicales, si tienen nombres claros o seres ambiguos ya que la situación en Líbano es muy sensible y se debe evitar la incitación.
El ejército libanés el domingo detuvo a 33 hombres armados que se habían infiltrado en el territorio libanés desde Siria, los primeros informes señalan que los infiltrados son miembros del rebelde Ejército Libre Sirio (ELS); también han estado llegado rebeldes heridos que huyen del gobierno sirio luego del asalto de las fuerzas de seguridad en la provincia de Homs. Aunque Ali instó a las autoridades libanesas a ser más serias en el trato con “los hombres armados que están derramando la sangre de Siria", el embajador sirio se negó a comentar sobre la política libanesa de "auto-disociación» frente a la crisis con Siria, algo que el ministro de Exteriores sirio, Walid Muallem, ha saludado.
El pedido de Ali apunta al control sobre el tráfico de armas desde Líbano a Siria y la utilización de casas seguras en el norte del país por los insurrectos del ELS; pero también por la ola de sirios que están huyendo de las zonas de combates y que desafiando las patrullas del ejército sirio y el duro invierno. Se estima que cientos de sirios cruzaron la frontera de Líbano en las últimas 24 horas para escapar de los bombardeos sobre las ciudades. En el pueblo de Arsal, del Valle de la Bekaa en Líbano, los residentes dijeron que entre 100 y 150 familias llegaron desde Siria el domingo caminando por las colinas cubiertas de nieve, pero muchos otros fueron capturados del lado sirio.
El presidente de Siria, Bashar Al-Assad se enfrenta a una creciente presión por sus repetidos bloqueos a la ayuda humanitaria y las violaciones de los DDHH. La presencia de Valerie Ammos, jefa del Comité de Ayuda Humanitaria de ONU, durante la semana que viene significará un avance dentro del esquema de negativas a visitas de organismos internacionales seguido por el régimen sirio; pero también permitirá la difusión de imágenes sobre la realidad en el terreno -víctimas de tortura en un hospital, desplazamiento de civiles, ataques a poblaciones- por lo que Al-Assad tratará de “lavar” la zona de los ataques, aunque el éxodo de civiles ya está en marcha y los relatos sobre las atrocidades en Homs comienzan a revelarse.
Sumada a la crisis que comienza a sentirse en Líbano por el aluvión de sirios que huyen de los bombardeos, el país comienza a sentir la presión de los diferentes grupos políticos internos que desean manifestar su apoyo o su rechazo al régimen sirio. El centro de Beirut fue cerrado el domingo pasado cuando el Ejército y la policía instalaron una zona de amortiguación entre manifestantes pro y anti-presidente Al-Assad; pudieron verse manifestantes salafistas y del Partido Baa’th, aunque todo transcurrió en paz la preocupación por la seguridad en la capital se exteriorizó en una fuerte una presencia de seguridad.
Los encuentros no tuvieron autorización oficial, pero altos funcionarios del gobierno los apoyaron como ejercicios importantes de la libertad de expresión pacífica. Los funcionarios locales inicialmente vacilaron sobre si permitir que las protestas continúen, pero el Primer Ministro Najib Mikati, hizo suyas las manifestaciones como un derecho garantizado que es de interés nacional
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