martes, 3 de julio de 2012

Israel destruyó un dispositivo de Inteligencia propio en Líbano


La aviación israelí destruyó un dispositivo de espionaje que se utilizaba para controlar una red de comunicaciones de Hezbollah en la región de Zahrani -al sur de Líbano- después de haber sido descubierto por el grupo islámico; una fuente de seguridad dijo que los aviones de combate israelíes destruyeron el aparato de escucha "después que fue detectado por parte de Hezbollah" tal como sucedió en sendos incidentes similares en diciembre de 2011 y en febrero de 2012.

El corresponsal de Al-Manar, Ali Sheib, informó que el aparato de espionaje constituye un dispositivo de almacenamiento de más de veinte cajas que contienen las pilas para alimentarlo; el dispositivo de almacenamiento estaba conectado con el equipo de transmisión a través de un cable de 80-metros dirigido hacia los puestos limítrofes militares de Israel. La instalación se encontraba en lo alto de las montañas, entre las aldeas libanesas de Hallousiyeh, Zrariyeh Bidyas; a no más de 1 kilómetro de la zona de la detonación se encuentra un puesto de control de las Fuerzas de Paz ONU (FPNUL).

Hassan Nasrallah, Secretario General de Hezbollah, respondió al ser consultado sobre el evento, que éste sirve como prueba que la soberanía de Líbano no es respetada por el Estado de Israel y "que es prueba clara de que los israelíes aunque no estén Líbano, sigue siendo un objetivo de los israelíes y que la soberanía de Líbano está siendo violada a diario por aviones de vigilancia israelíes y aviones no tripulados.”

El ataque israelí a las comunicaciones de Hezbollah coincide con un informe reciente que señala la preocupación de Tel Aviv sobre la posibilidad que el grupo chiita trate de atacar a los barcos civiles de carga israelíes; las evaluaciones de la Armada israelí señalan que Hezbollah tratará de atacar a los buques de carga dentro de un radio de 30 kilómetros de Israel, en un esfuerzo para conseguir los buques comerciales se nieguen a navegar allí durante una futura guerra. Esta amenaza tiene su antecedente en los enfrentamientos de 2006, cuando Hezbollah disparó un misil contra la corbeta israelí INS Hanit, dejando cuatro marineros muertos y extensos daños mientras que otro misil hundió un carguero.

Las líneas de comunicación marítimas de Israel cruzan a lo largo del Mar Mediterráneo y en torno a la región del Magreb en el norte de África, de hecho el 99 % de todas las mercancías que llegan al país lo hacen por vía marítima, incluidas las municiones y equipo militar; si los buques son detenidos, las consecuencias económicas y de seguridad serán el primer reto además del importante arsenal de misiles anti-buque -como el C-802 guiado por radar- en poder de Hezbollah y que ya se probó en 2006.

El ataque contra un dispositivo de espionaje se produjo en un momento particular para el partido chiita y es por ello que no se deberían producir mayores repercusiones o medidas de represalias. El crecimiento de las influencias sunitas –o mejor dicho salafistas- dentro del país comenzaron a producir un contra-discurso frente al cual no estaba preparado el gobierno liderado por Mikati y apoyado por Hezbollah; cuando comenzaron los combates en Tripoli -entre grupos pro y anti sirios-, la opositora Coalición 14 de Marzo aprovechó para solicitarle la renuncia a Mikati sabiendo que ni Michel Aoun ni otra figura cercana a Hezbollah estaban en condiciones de hacerse cargo del gobierno.

Por otra parte, la arena política libanesa se encuentra en un periodo de aparentes contradicciones, ya que Hezbollah busca estabilizar el mismo escenario que antes desestabilizó para su conveniencia; busca separarse de Siria pero apoya a Bashar Al-Assad y se compromete con la liberación de los peregrinos secuestrados por los rebeldes sirios, mismos que denuncian a los rehenes como elementos de Hezbollah trabajando para Siria.

La estrategia de Hezbollah pasa hoy por ganar las elecciones parlamentarias de 2013 con una mayoría propia, con lo cual se puede inferir que la verdadera intención de Nasrallah es constituirse en parte del sistema político; esta decisión puede ser una respuesta premonitoria frente a la caída del régimen de Al-Assad en Siria; mientras Hezbollah ha dejado a sus aliados cristianos, liderados por Aoun, en una posición incómoda ya que son señalados como los responsables de los recientes cortes de rutas y desmanes en las calles libanesas.

El ataque de la semana pasada a la cadena de TV Al-Jadeed fue un recordatorio sobre la baja permisividad a las críticas para Hezbollah o Amal, en entrevistas como la del jeque Ahmad Al-Asir; el actual ataque a la red de comunicaciones le sirvió al partido para recordarle a la sociedad libanesa que existe “el peligro sionista” y que las armas de la resistencia siguen siendo necesarias, en momentos que la resistencia parece no tener más sentido fuera de la órbita estatal.

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