jueves, 28 de junio de 2012

Salafistas piden una solución a las armas de Hezbollah


El jeque sunita Ahmad Assir y alrededor de 150 seguidores suyos, instalaron una carpa bloqueando los accesos norte y sur de Sidón en la noche del miércoles, en medio de una protesta pacífica hasta que se logre una solución a la cuestión de las armas de Hezbollah.

El Mufti de Sidón, Sheikh Salim Soussan, llegó al lugar de la manifestación y mantuvo una reunión privada con Assir, en un intento de convencerlo de suspender la protesta, pero el Mufti se fue del lugar sin hacer declaraciones. Assir había dicho a los medios que “Todos tienen miedo a la guerra en Líbano, pero ya no podemos vivir sin dignidad; los brazos de la resistencia de los partidos se robaron nuestra dignidad". Qassem Hashem, parlamentario del partido Baa’th, expresó su sorpresa por la forma como el gobierno se está ocupando de lo que él llamó "el fenómeno Assir" y que el enfoque del Consejo de Ministros huele a "la mendicidad y a la subordinación lógica de la corrupción."

Assir sostiene que Hezbollah debe desarmarse y que sus armas deben entregarse al Estado, ya que son la fuente de crisis más importante en Líbano, y sobre la presente demostración señaló que está dirigida a denunciar “las armas que sostienen al régimen criminal en Siria.” La sentada también se produce días después que unos hombres armados dispararon contra la sede de la televisión Al-Jadeed, en el oeste de Beirut, después una entrevista con Assir, donde criticó al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, y renovó su apoyo a la "revolución siria".

La embajada de Arabia Saudita en Líbano negó haberse contactado con Assir, como lo afirmó el jeque en su entrevista con Al-Jadeed; Asssir dijo que la embajada le solicitó una reunión pero él se negó. En un comunicado, la embajada pidió que se investigue la identidad de la persona que supuestamente en contacto con él y advirtió contra el intento de implicar a nombre de la embajada en los asuntos internos de Líbano."

Luego de una reunión con el gobernador en funciones del sur de Líbano, Nicolas Bou Daher y Tarek al-Abdullah, comandante de las Fuerzas de Seguridad Interna en el Sur, Assir renovó su intensión de mantener la protesta hasta que se solucione el tema de las armas de Hezbollah. Abdullah y Daher fueron enviados por el ministro del Interior, Marwan Charbel, para convencer a Assir de ponerle fin a la sentada en la entrada este de Sidón.

Assir dijo a la prensa que el medida es "pacífica" como las protestas de la Plaza Tahrir de Egipto, que acabó con el presidente Hosni Mubarak, el año pasado; sin embargo Assir señaló que "Si no vemos una respuesta a nuestras demandas para ponerle fin a las armas fuera del Estado, vamos a intensificar la protesta. Nosotros no estamos tratando con gente normal sino con gente que se consideran dioses" en una referencia implícita a Hezbollah.

El aumento de las tensiones entre sunitas y chiitas, en Líbano, reflejan un creciente antagonismo regional entre ambos dos grupos, que se potencia por los enfrentamientos entre Irán y Arabia Saudita por el futuro de la actual crisis en Siria; a ello se debe sumar que Damasco tienen una estrecha vinculación con Beirut y mientras el régimen sirio aumenta la violencia contra los grupos sunitas en ese país el malestar crece en Líbano.

Las acusaciones de Assir, tanto sobre la seguridad nacional de Líbano como la falta de una autonomía de los partidos políticos por sobre sus brazos armados, no son una realidad nueva sino que se ven magnificados por la crisis siria y las injerencias de las potencias extranjeras en ambos países. La retórica de Assir solo ha servido para alimentar aún más las tensiones sectarias con sus críticas permanentes a Hezbollah y las acusaciones sobre ataques a los sunitas libaneses; obviamente los partidarios de Hezbollah no son los únicos afectados por Assir, sino que los chiitas en general se ven afectados por esos dichos.

El dato preocupante es el crecimiento que se ha venido registrando de elementos salafistas dentro de Líbano, si bien los partidarios de Assir no son una amenaza militar para Hezbollah, un aumento en las fricciones entre ambos sectores religiosos. Esta polarización empujará a los sunitas hacia los salafistas radicales como Assir mientras que los chiitas moderados –frente a una amenaza de este tipo- se alinearán con Hezbollah.

No hay comentarios: