miércoles, 6 de junio de 2012

Los fantasmas de la guerra civil en Líbano


El ex PM, Saad Hariri, dijo que los enfrentamientos en Trípoli ilustran la intención del régimen sirio de exportar su conflicto a Líbano y denunció enérgicamente los ataques contra las empresas y propiedades de pro-sirios residentes en la segunda ciudad del país; Hariri señaló que lo ocurrido recientemente en Trípoli es una prueba de que el régimen sirio es implacable en su trama para poner al país en llamas para desviar la atención y crear un conflicto sectario en Líbano y Siria. El ex PM libanés, Fouad Siniora, líder del Bloque Futuro, dijo que en los ataques en Trípoli estaba claro que quienes llevan a cabo estos actos son infiltrados y mercenarios que tratan de retratar a Trípoli como una ciudad desgarrada por los conflictos sectarios.

Siniora elogió el papel de la fuerzas de seguridad para resolver los enfrentamientos de Trípoli y también condenó a los ataques calificándolos de inaceptables y que sólo sirven a la trama sectaria del régimen sirio.

Mohammad Kabbara, parlamentario del Bloque Futuro, criticó al Gran Mufti el jeque Mohammad Rashid Qabbani, porque atacó "verbalmente a Saad Hariri, en una forma sin precedentes e inadecuada durante la última reunión del Consejo Superior Islámico". Kabbara dijo que Qabbani agredió a la comunidad sunita -en lugar de defenderla- con las falsas acusaciones contra Hariri; Kabbara sostuvo también que la agresión tuvo lugar "a pesar de Hariri, hizo todo lo posible para ocultar las perpetraciones de Qabbani y su hijo corrupto, Ragheb Qabbani por lo que no se entiende como se niega a orar con Hariri”.

En este contexto donde todo indica que el régimen sirio está tratando de pasar la crisis a Líbano con los continuos enfrentamientos en Trípoli, Beirut y a lo largo de las frontera, Hezbollah parece que está tratando de controlar la situación. Aún cuando los peregrinos chiitas fueron secuestrados, en muchos de los suburbios controlados por Hezbollah en Beirut se bloquearon las carreteras con neumáticos, Nasrallah salió de inmediato y les pidió que regresen a sus casas en un intento de separa al partido de los grupos anti y pro sirios en Tripoli.

Hezbollah necesita que la estabilidad se mantenga, aun frente a los intentos de exportar la violencia siria, y esto se debe al llamado al hecho por el presidente Sleiman a un Diálogo Nacional que podría ser una posibilidad de asegurar más el control del partido dentro del país. La estabilidad de Líbano es la mejor protección para el actual gobierno, que lidera Hezbollah, y con el que piensa llevar adelante las elecciones parlamentarias en 2013; una caída del gobierno de Mikati, ya sea por los incidentes en Siria o por los enfrentamientos sectarios internos, abriría la posibilidad de instalar un nuevo gobierno probablemente menos controlado por Hezbollah justo antes de las elecciones.

Este escenario reduciría las posibilidades de Hezbollah de ganar el próximo Parlamento y, peor aún, si el presidente sirio Bashar Al-Assad es depuesto, complicaría el futuro de Hezbollah de manera preocupante. Por lo tanto, por primera vez en mucho tiempo, podría haber una discrepancia real entre lo que Hezbollah y el régimen sirio quiere para Líbano, aunque no cambiará la posición de Hezbollah sobre Siria ni detendrá su apoyo a Al-Assad.

Mientras que Damasco agita los fantasmas de "guerra civil", o mejor dicho de una confrontación sectaria, los principales actores políticos libaneses se opondrán a que ésta se traslade a su territorio porque sus intereses pasan por otro lado; por ejemplo la retracción de Hezbollah de la escena interna ha favorecido la re-instalación de Hariri en los medios y lo ha puesto en los titulares.


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