viernes, 1 de julio de 2011

Siria, Líbano y Hezbollah



La delegación del Tribunal Especial para Líbano (TEL), que entregó a Líbano jueves el acta de acusación en el caso del asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri, se dirigirá a Siria. La fuente no dio detalles sobre el momento de la visita, pero dijo que la delegación se dirigiría a Siria en una misión similar, en referencia a una visita del equipo que se reunió con el Fiscal del Estado libanés, Saeed Mirza y le entregó la parte de Líbano en la acusación. Investigaciones anteriores habían sugerido del la ONU habían sugerido que Siria desempeñó un papel fundamental en la planificación y ejecución del asesinato de Hariri.

Por otro lado, el congresista Dennis Kucinich (D), le advirtió la oposición de Líbano, encabezada por el ex presidente Emile Lahoud, que el derrocamiento del presidente sirio Bashar Al-Assad -en este momento de crisis de Siria- podría tener ramificaciones en Líbano. Kucinich señaló que si el régimen sirio cae existe la posibilidad de que se difunda la violencia sectaria debido a la aparición de elementos de este tipo en las recientes manifestaciones en Siria.

Kucinich ha sido objeto duras críticas en los medios de comunicación internacionales -incluidos los norteamericanos y libaneses- por reunirse con el gobierno sirio mientras se está reprimiendo a los manifestantes pro-democracia. Ex candidato presidencial, Kucinich conocido por sus ideas izquierdistas y su postura contra la guerra en 2007 se reunió con el presidente sirio en Damasco. No está claro quién está financiando el viaje se ha informado que Kucinich, visitó Damasco por invitación del gobierno sirio como un ciudadano privado y no en con carácter oficial.

Frente a las presiones internas por las demandas sociales de los manifestantes el régimen sirio ha usado la fuerza de manera contundente, pero en el escenario internacional la realidad es completamente diferente; en un contexto ya adverso por la sumatoria de sanciones internacionales debido a las denuncias de crímenes de lesa humanidad por la dura represión ahora se suma la posibilidad que el Estado sirio sea culpado por el Tribunal Especial y ello dejaría al presidente Al-Assad en una posición sumamente incómoda.

Pero si el régimen de Al-Assad se derrumba, las implicancias no solo se limitarían al ámbito interno sirio sino que generaría una serie de repercusiones regionales que afectarían las actuales relaciones de poder en los diferentes Estados del Medio Oriente. En el caso de Líbano representaría un revés para Hezbollah ya que se vería obligado a defenderse y sus opciones son limitadas, especialmente luego de la acusación del Tribunal. Algunos han especulado que Hezbollah podría intentar reforzar su control sobre el Estado y debilitar a sus adversarios mediante un ataque militar -similar al de mayo de 2008-, aunque esta opción podría provocar una guerra civil.

Hezbollah es más fuerte que el propio Estado libanés por lo que la salida armada le aseguraría un resultado positivo en la contienda pero no así en la arena política, por lo que debe buscar soluciones políticas al dilema que le plantearía la caída de Al-Assad en Siria. Históricamente Hezbollah no ha formado parte de acuerdos políticos o concertaciones a menos que detente una superioridad notoria (como sucede en el caso de la actual Coalición 8 de Marzo en el poder). De sumarse Nasrallah a una fórmula de dialogo nacional, el primer tema que se abordaría sería la cuestión de las armas y ello es algo que nadie en la resistencia está dispuesto a ni siquiera considerar.

Descartada la participación de un dialogo político multipartidista, Hezbollah tendría dos salidas: fortalecer su presencia en las instituciones del Estado a fin de proteger sus propios intereses frente a una comunidad sunita libanesa fortalecida por la finalización de la injerencia siria y el retroceso de Hezbollah. Esta instancia llevaría al partido chiita a una lucha sectaria libanesa –aun cuando Hezbollah ha condenado este recurso- para sobrevivir en un entorno adverso e inclusive se vería forzado a colaborar con otras entidades sectarias como los alawita sirios; por su parte los cristianos libaneses han ido debilitándose en el pos-Taif Líbano y aunque una amplia mayoría aspira a un Estado libanés que les permita gobernarse a sí mismos y vivir entre los suyos, su influencia política ha ido en detrimento por lo que podrían aliarse con los chiitas frente a los sunitas.

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