jueves, 5 de mayo de 2011

¿Hezbollah deja a Siria?

Durante los dos meses de protestas en Siria, el gobierno sirio ha reaccionado con dureza y ha tratado de disuadir a los manifestantes; sin embargo las implicancias de la situación en Siria podrían afectar de manera directa el balance estratégico de la región, en especial, las relaciones que Siria tiene con Líbano e Irán.

La influencia siria es fuerte en Líbano –aún después de la retirada de sus tropas- y se especula que la falta de decisión sobre el establecimiento del gabinete de Mikati responde a la situación imperante en Siria ya que los políticos libaneses no saben cómo quedará el régimen y los sistemas de alianzas luego de esta ola de manifestaciones, además la Coalición 8 de Marzo, en el poder, es pro-siria mientras que la Coalición 14 de Marzo es abiertamente pro-occidental.

De hecho, se deslizó que desde el Movimiento del Futuro de Saad Hariri -de la Coalición 14 de Marzo- se equipó y financió a los manifestantes en Siria, hecho que fue desmentido por sectores cercanos a Hariri.

Un cambio notorio operó en la política libanesa luego del viernes 22 de abril, cuando el régimen sirio aplastó las manifestaciones de manera violenta con más de 120 víctimas en un solo día. Recientemente Líbano -con el apoyo de Rusia y China- bloqueó la sanción que el Consejo de Seguridad preparaba condenado la violencia y pidiendo una investigación de los hechos en Siria; esta situación generó una disputa interna en Líbano ya que la decisión de votar en contra no fue tomada por el Primer Ministro interino, Saad Hariri, sino por el presidente del Parlamento –Nahbi Berri- aliado de Damasco.

No se puede explicar la relación del Líbano con Siria, sin tocar a Hezbollah -la resistencia islámica y el movimiento político- que ocupa un lugar trascendente en el escenario político libanés y que tuvo la capacidad de derribar el gabinete de Hariri y convertirse en el poder en las sombras, tras la elección del nuevo primer Ministro.

Aquí se plantea una relación de ida y vuelta donde Siria necesita de Hezbollah para presionar en Líbano y Hezbollah necesita de Siria para su línea logística; más allá de que puedan compartir algún otro interés, esencialmente los une una necesidad mutua para asegurarse la supervivencia.

Irán también necesita de Hezbollah y la resistencia islámica depende de Irán para llevar adelante su agenda libanesa. Es por ello que Siria tiene una importancia estratégica para Irán, ya sea en ejercer presión sobre Israel y o para realizar cualquier acción en represalia con un impacto significativo; la alianza sirio-iraní ha impactando el mapa político y ha configurado las posiciones de poder en la región facilitando el avance de Irán en algunas áreas y frenándolo en otras. La caída del régimen sirio no dañaría a Irán, pero dificultaría su agenda regional al dejar a Hezbollah virtualmente solo.

Como se observó en días pasados, el posible traslado de la cúpula de Hamas a Qatar y la posición de debilidad en la que quedó Meshal ante esa posibilidad, obligó a negociar con Al-Fatah un acuerdo que en otro contexto hubiese resultado impensado; la inestabilidad del régimen sirio no solo afecta a Siria sino que se está extendiendo a todas las relaciones de poder regionales de manera rápida e inesperada.

Los cambios no solo se van a producir dentro del campo político, sino que también podrían llegar al campo de seguridad. En un informe dado a conocer por Debkafile, citando fuentes militares no especificadas, se informa de que Hezbollah tiene previsto retirar sus sistemas de misiles de largo alcance -almacenamiento en Siria- y llevarlos al Líbano. Las armas en cuestión son el misil tierra-tierra Fateh-110 -de fabricación iraní-, su versión siria -el M-600- y el sistema móvil SA-8 (Gecko), una batería antiaérea que aloja 18 ojivas de combate.

Esto afectaría a Israel de manera directa, ya que una redistribución de los Fateh-110 y M-600 en las áreas libanesas controladas por Hezbollah pondría a casi todo el Estado israelí bajo el alcance de estos sistemas de misiles y en el caso de las baterías antiaéreas SA-8 limitarían las operaciones de la aviación israelí en el sur de Líbano y Galilea.

En segundo lugar, se le presentaría a Israel la posibilidad de atacar el transporte de los pertrechos militares mientras están en tránsito. Esto llevaría a muchos riesgos, por supuesto, incluye sin querer interrumpir el movimiento de protesta Siria antes de que haya tenido la oportunidad de derrocar a Assad. Sin embargo, el tránsito de Hezbollah de los brazos - si se lleva a cabo - representará un momento de debilidad inusual.

Y tercero lugar, podría considerase un indicador de que Irán está perdiendo la fe en la capacidad de Al-Assad para aplastar el levantamiento de Siria, más aún, cuando es público que Hezbollah no hace nada sin recibir instrucciones de Teherán. Si Hezbollah –por decisión de Irán- decide trasladar los bienes, implica que temen que puedan caer en manos de los adversarios de Al-Assad. Esta suposición no es arriesgada si se considera que la 11 ª División -acantonada fuera de Alepo- es la mejor capacitada y organizada de todas las unidades del ejército sirio equipada con el armamento más avanzado y considerada como reserva estratégica. Si el malestar ha llegado a esta unidad de élite, Hezbollah estima que no hay tiempo que perder para tirar de sus misiles de custodia militar siria.

Mientras tanto, Hezbollah y las oficinas principales en Teherán están trabajando en la mejor manera de transportar los misiles en el Líbano sin exponerse a los ataques israelíes. Se calcula que Israel no se atrevería a golpearlos mientras que todavía en el territorio sirio, ya que interferir con las revueltas contra el presidente Al-Assad, algo que Israel no desearía bajo ningún punto de vista.

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