Estados Unidos está subiendo la presión sobre el Líbano para reducir sus vínculos con la vecina Siria, en un esfuerzo para aislar aún más el presidente Bashar Assad como a sus fuerzas de seguridad que reprimen violentamente el movimiento pro-democracia, de acuerdo a los dichos de diplomáticos y funcionarios en Beirut. En la visita de Jeffrey D. Feltman, enviado del Departamento de Estado para Oriente Medio, se advirtió claramente a los funcionarios libaneses que la marea se volvió contra el autocrático régimen de Damasco y los instó a tomar distancia de una nación que ha sido durante mucho tiempo jugador importante en la vida política libanesa, señalaron varios funcionarios libaneses.
También EE.UU. trata de influir en el reparto del nuevo gobierno en Beirut. Feltman advirtió que los líderes libaneses "el riesgo de ser aislados como Siria", a la que caracterizó como "potencialmente la Corea del Norte del Oriente Medio", dijo una fuente, que pidió no ser identificada debido a de la naturaleza privada de las conversaciones.
Al mismo tiempo, el esfuerzo de los EE.UU. en el Líbano, es la punta de una campaña más amplia para empujar al mundo árabe en contra de la represión de Siria. El miércoles, un proyecto de resolución apoyado por varias naciones europeas se presentó al Consejo de Seguridad de la ONU, en el mismo se exige que Siria detenga la violencia contra los manifestantes y coopere con la investigación de la ONU sobre los abusos contra los Derechos Humanos.
Feltman, que llegó a Beirut el jueves y se fue en la madrugada del sábado, habló con Mikati; el líder druso Walid Jumblatt; Mohammad Chatah -asesor de Hariri-y el presidente Michel Sleiman, quien ha pedido reiteradamente por la "estabilidad" en Siria, en lo que muchos perciben como apoyo para el régimen de Al-Assad.
Sayyed Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah de Líbano dijo el miércoles que la mayoría de los sirios aún respaldan al presidente Bashar al-Assad y que la eliminación de su régimen sirve a los intereses de EE.UU. e Israel. Nasrallah, aliado de Siria e Irán, dijo que creía en Al-Assad cuando hablaba acerca de hacer reformas, en respuesta a las protestas pro-democracia que han paralizado al país durante nueve semanas y que han presentado el más grave desafío al régimen de Assad, de 11 años.
Nasrallah, quien había elogiado a levantamientos populares que derrocaron a los líderes de Túnez y Egipto a principios de este año, dijo que la caída del gobierno sirio permitiría la instauración de un régimen de "listo para firmar la paz, es decir, la entrega con Israel."
También EE.UU. trata de influir en el reparto del nuevo gobierno en Beirut. Feltman advirtió que los líderes libaneses "el riesgo de ser aislados como Siria", a la que caracterizó como "potencialmente la Corea del Norte del Oriente Medio", dijo una fuente, que pidió no ser identificada debido a de la naturaleza privada de las conversaciones.
Al mismo tiempo, el esfuerzo de los EE.UU. en el Líbano, es la punta de una campaña más amplia para empujar al mundo árabe en contra de la represión de Siria. El miércoles, un proyecto de resolución apoyado por varias naciones europeas se presentó al Consejo de Seguridad de la ONU, en el mismo se exige que Siria detenga la violencia contra los manifestantes y coopere con la investigación de la ONU sobre los abusos contra los Derechos Humanos.
Feltman, que llegó a Beirut el jueves y se fue en la madrugada del sábado, habló con Mikati; el líder druso Walid Jumblatt; Mohammad Chatah -asesor de Hariri-y el presidente Michel Sleiman, quien ha pedido reiteradamente por la "estabilidad" en Siria, en lo que muchos perciben como apoyo para el régimen de Al-Assad.
Sayyed Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah de Líbano dijo el miércoles que la mayoría de los sirios aún respaldan al presidente Bashar al-Assad y que la eliminación de su régimen sirve a los intereses de EE.UU. e Israel. Nasrallah, aliado de Siria e Irán, dijo que creía en Al-Assad cuando hablaba acerca de hacer reformas, en respuesta a las protestas pro-democracia que han paralizado al país durante nueve semanas y que han presentado el más grave desafío al régimen de Assad, de 11 años.
Nasrallah, quien había elogiado a levantamientos populares que derrocaron a los líderes de Túnez y Egipto a principios de este año, dijo que la caída del gobierno sirio permitiría la instauración de un régimen de "listo para firmar la paz, es decir, la entrega con Israel."
EE.UU. está aprovechando la debilidad siria para recuperar el espacio perdido luego de la caida del gobierno de Hariri, un aliado clave de Occidente y Arabia Saudita en Líbano. Las presiones también provienen de Damasco que, aunque debilitado por la conmoción interna, mantiene un nivel de control alto sobre las decisiones politicas internas; las conjunciones de intereses y presiones explicarían la demora en la conformación del gobierno y ponen en duda la capacidad de Mikati de generar un gabinete de unidad nacional.
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