Michel Aoun, líder del Movimiento Patriótico Libre (MPL), se opone a que se amplíen las competencias del Parlamento y precisó que es poco probable esta decisión afecte su alianza con Hezbollah; pero los lazos entre los dos grupos podrían enfriarse más debido al aumento de la participación chiita en la guerra civil siria. En el fondo, Aoun tiene un profundo desacuerdo con Hezbollah sobre la extensión del Parlamento y su participación en la guerra de Siria. Samir Geagea, el otro líder cristiano, ha criticado reiteradamente la alianza del MPL con Hezbollah, cuestionando si la amistad es en el interés de la comunidad cristiana de Líbano.
Las relaciones entre los partidos cristianos libaneses se han complicado más aún por el debate sobre la ley electoral. El Gral. Elias Hanna dijo que Aoun cree que su popularidad había recibido un impulso después de la defensa de la propuesta ortodoxa y piensa que una vez que tiene la mayoría de los parlamentarios cristianos en su bloque, que puede tener la última palabra en la elección del Presidente, en el nombramiento de un comandante del Ejército, gobernador del Banco Central y los nombramientos en otros puestos estatales clave reservados para los cristianos. Lo cierto es que Aoun, y Suleiman Franyieh -líder del Movimiento Marada- han comenzado una discreta retirada de las filas de Hezbollah.
La participación de Hezbollah en Siria se ha expandido más allá de la pequeña región de Qusayr y el grupo está librando la guerra de Al-Assad por toda Siria, su intervención ha provocado una furiosa reacción de los partidarios libaneses y sirios de los rebeldes; los cohetes han comenzado caer en Líbano desde Siria y son dirigido a las zonas chiitas que los rebeldes sirios sospechan de proporcionarle apoyo militar a las actividades de Hezbollah dentro de Siria. La victoria no ha sido fácil para Hezbollah en Qusayr, si se tienen en cuenta las decenas de funerales en las aldeas chiitas en todo Líbano, de hecho el número de muertos es impresionante para un grupo que ha desarrollado una reputación casi mítica para la competencia y el secreto.
Pero los problemas de Hezbollah no se contienen a Qusayr. El asalto del grupo chiita contra la ciudad sitiada Qusayr fue la gota que rebalsó el vaso, especialmente final para algunos de los sunitas en Líbano, que se han resentido con el crecimiento del movimiento chiita dentro de la escena política del país. A los pocos días de conocida la participación de Hezbollah en los combates por Qusayr, los peores enfrentamientos en años sacudieron la ciudad libanesa de Trípoli del Líbano matando a cerca de 30 personas e hiriendo a más de 100; un comandante islamista, mientras tomaba un descanso de los combates en el barrio de Trípoli, precisó que la semana pasada un grupo de aproximadamente 70 combatientes sunitas libaneses intentaron entrar en Qusayr, pero no pudieron romper las líneas de Hezbollah, por lo que regresaron a continuar la batalla en Jabal Mohsen –el barrio pro-Al-Assad de Tripoli-.
Otro inconveniente que ha encontrado Hezbollah es la capacidad de los rebeldes salafistas, especialmente los combatientes chechenos de las filas del grupo Jabhat Al-Nusra, quienes poseen muy buen entrenamiento y armamento sofisticado en contraposición con los elementos del Ejército Libre Sirio. Más inquietante es que hyy una especie de “familiaridad irritante" entre las tácticas del grupo chiita y los rebeldes sunitas: Hezbollah le enseñó a Hamas todas esas tácticas para luchar contra los israelíes. Hamas aparentemente decidió trasladar su experiencia a grupos takfiri, lo que demuestra que Hezbollah no tenía una agenda sectaria. Además de los escondites con trampas explosivas, los combatientes de Jabhat Al-Nusra tienen un desconcertante ritual nocturno: en la noche queman los cadáveres que se han acumulado durante el día, ¿Tratan de ocultar las identidades de sus combatientes?.
En el último mes, la tranquilidad libanesa de los suburbios del sur y zonas adyacentes ha sido violada repetidamente por tiroteos entre grupos chiitas y palestinos; Abbas, miembro de los comités populares pro-Assad en la cadena de pueblos fronterizos situados en Siria -habitada por chiitas libaneses- dijo que la batalla fue impuesta a Hezbollah y que la política de Hezbollah era combatir a los rebeldes en Siria, con el fin de evitar la lucha transfronteriza, pero que ahora ese límite no existe más.
Al declarar la guerra a los rebeldes sunitas, principalmente de Siria, Hezbollah se arriesga provocando futuras represalias por parte de los sunitas libaneses que apoyan a sus hermanos sirios, o de los propios rebeldes, que llevan a cabo ataques contra el grupo chiita en su propio terreno en el Líbano. Cohetes disparados recientemente contra un barrio pro-Hezbollah de Beirut subrayó que la amenaza de una propagación de la violencia es una realidad. Antes del levantamiento sirio, los residentes de Hermel utilizaban a Qusayr -a 25 km- para ir de compras o a tratamientos en los hospitales y las clínicas, donde los precios eran más bajos que en Líbano. Ahora es el centro de los enfrentamientos sectarios entre sunitas y chiitas.
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