Un soldado libanés murió y otros cuatro resultaron heridos en nuevos enfrentamientos entre partidarios y opositores del presidente sirio, Bashar Al-Assad, en la ciudad norteña de Trípoli; la ola de violencia se produjo horas después que el ejército sirio -con apoyo de los combatientes de Hezbollah- lanzó una ofensiva para retomar la ciudad fronteriza de Qusair, matando al menos a 32 personas. Gran parte de Tripoli quedó en un estado de parálisis lunes por la mañana, las escuelas fueron cerradas y las calles de la ciudad estaban casi desiertas; tampoco hubo tráfico en la ruta internacional que une con Akkar, porque los automovilistas temían ser abatido a tiros por francotiradores aunque las tropas libanesas se desplegaron en toda la ciudad.
Por segundo día, la ciudad siria de Qusayr recibió una ofensiva de las fuerzas gubernamentales -apoyadas por ataques aéreos y combatientes chiitas libaneses de Hezbollah- en lo que parece ser un punto de inflexión dentro de la guerra civil siria; las bajas de Hezbollah se estiman en 28 muertos –la mayor cantidad en una batalla siria- y sumerge más profundamente en el conflicto al grupo libanés. Un video publicado en línea, que no pudo ser verificado independientemente, muestra a un activista apunta a siete vehículos dañados -al parecer pertenecientes a Hezbollah- y muestra el brazo de un hombre muerto señalando un tatuaje del imán Alí, primo y yerno, cuñado del profeta Mahoma, una figura religiosa venerada por los chiitas.
Cerca de 30 combatientes de Hezbollah y unos 20 soldados sirios murieron en los intensos combates con los rebeldes en la ciudad de Qusair; el asalto a Qusair parecía ser parte de una campaña de las fuerzas sirias para consolidar su control sobre Damasco y los enlaces seguros entre la capital y las fortalezas del gobierno en la costa mediterránea -a través de la ciudad de Homs- destinada a recuperar la iniciativa en las zonas estratégicas. Los lanzacohetes de Hezbollah golpearon Qusair desde el oeste del río Orontes, junto con la artillería del ejército sirio, empujando a los rebeldes hacia el norte de la ciudad
Aunque Hezbollah soportó gran parte del peso de la ofensiva del ejército sirio, el 60 % de la ciudad -como el edificio de oficinas municipales- terminó bajo el control del ejército sirio por primera vez en meses; la televisión estatal siria dijo que el ejército había "reforzado el cerco a los terroristas" y dijeron que el ejército había "restablecido la seguridad y la estabilidad" a la mayoría de la ciudad, matando a muchos combatientes rebeldes y capturando a varios más. La batalla por Qusair, en la provincia de Homs, es un punto muy controvertido –para ambos bandos- ya que vista como un punto de inflexión que podría decidir el destino del régimen y la revolución.
Al-Assad cree que reafirmar su dominio en la provincia de Homs es crucial para mantener el control de una serie de centros de población en el oeste de Siria, y, finalmente, a las campañas militares para recuperar el territorio bajo control rebelde en el norte y al este; pero es poco probable que el gobierno sea capaz de recuperar el control de esas áreas, pero si podría consolidar su control sobre el oeste, dando lugar a una división de facto dentro del país.
En una entrevista realizada por un medio argentino, con el presidente Al-Assad, se abordó la cuestión de las milicias extranjeras en Siria y la cuestión de los combatientes de los combatientes de Hezbollah y de Irán. El presidente sirio respondió que “Siria, con sus 23 millones de habitantes, no necesita apoyo humano del país que sea. Tenemos ejército y fuerzas de seguridad. No necesitamos de Irán o de Hezbollah para eso. No tenemos combatientes de fuera de Siria. Hay sí personas aquí de Hezbollah e Irán pero desde antes de la crisis ellos han venido a Siria”. Sobre el papel de Israel, Al-Assad no dudó en afirmar que “Israel apoya directamente y por dos vías a los grupos terroristas, les da apoyo logístico y los instruye sobre cómo y cuáles sitios atacar. Por ejemplo ellos atacaron una estación de radar del sistema de defensa antiaérea que detecta cualquier avión que viene de afuera, especialmente Israel”.
La Casa Blanca dijo que el presidente Obama habló su homologo libanés, Michel Sleiman, y "subrayó su preocupación por el papel activo y creciente de Hezbollah en Siria, luchando a favor del régimen de Al-Assad, que está en contra de las políticas del gobierno libanés". Aunque el gobierno de Beirut, tiene medios limitados para influir en el grupo chiita, los dos líderes acordaron que "todas las partes deben respetar la política de disociación de Líbano del conflicto sirio y evitar acciones que involucren a la población libanesa en el conflicto".
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