jueves, 17 de febrero de 2011

Nasrallah y Galilea

El líder de Hezbollah, Sayyed Hassan Nasrallah, pidió el miércoles a sus combatientes que estén dispuestos a tomar el norte de Israel en el caso de una guerra con el Estado judío, en una rápida respuesta a una amenaza que hizo el Primer Ministro israelí Benyamin Netanyahu. Nasrallah, en un discurso televisado le pidió a sus seguidores que se preparen porque si nueva guerra se impone en el Líbano es posible que le pida que tomen Galilea.

Nasrallah hizo sus comentarios durante un discurso en la conmemoración del Día de los Mártires, que coincide con el 19º aniversario de la muerte de uno de los principales militantes de Hezbollah, Abbas Mussawi, que fue asesinado cuando un misil impactó su automóvil en un ataque atribuido a Israel. Nasrallah también amenazó a altos oficiales del ejército de Israel para vengar la muerte del ex jefe militar superior de Hezbollah, Imad Mughnieh, cuyo asesinato en febrero de 2008 se atribuyó a Israel.

Nasrallah también se tomo un tiempo para responder las demandas de Saad Hariri sobre las armas de Hezbollah y la resistencia contra Israel. Nasrallah señaló que, a pesar de la campaña nacional llevado a cabo contra las armas del partido, el conflicto no son las armas sino que es sobre la opción de la resistencia, y aquellos que la condenan.

El Primer Ministro Benjamin Netanyahu no tardó en devolver el golpe retórico de Nasrallah sobre la posibilidad de tomar el control de la región de Galilea en el norte de Israel, Netanyahu anunció que Hezbollah no podía ocupar la Galilea, porque Israel tiene un ejército fuerte y una nación unida.

La retórica encendida de Nasrallah se debe enmarcar dentro del contexto en el que fueron realizadas y para quien estaba dirigida. En el Día de los Mártires y ante las declaraciones del día anterior realizadas por el Ministro de Defensa israelí, era de esperarse que el discurso de Nasrallah reflejase ello y respondiera en el tono que lo hizo.

Sin embargo no resulta viable que dichas declaraciones se concreten en el mediano plazo ya que Hezbollah tiene una cómoda posición de poder dentro del sistema político libanés y no sería indicado arriesgarlo en una incursión militar sin sentido y por otro lado la volatilidad de la región no contribuiría a que los Estados aliados de Hezbollah se embarcasen en un conflicto cuando los regímenes ya tienen demasiados problemas internos para sumarse otro.

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