El líder de Hezbollah, Sayyed Hassan Nasrallah, culpó a los extremistas sunitas por la serie de ataques dirigidos contra los bastiones del grupo en los 2 últimos meses, incluyendo un atentado con coche bomba que ayer mató a 22
personas e hirió a más de 300. También se comprometió a duplicar el número de
combatientes de Hezbollah en que han viajado allí para apoyar al régimen del
presidente Bashar Al-Assad: "Si piensan que matando a nuestras mujeres y niños o destruyendo nuestros barrios, pueblos y ciudades nos retiraremos o alejaremos de nuestra posición, están equivocados. Si la batalla con estos terroristas Takfiris requiere que personalmente y todo Hezbollah vayamos a Siria, vamos a ir a Siria."
Nasrallah instó al pueblo, en particular los chiitas, a ejercer el autocontrol y abstenerse de ser arrastrados a la lucha sectaria, diciendo que "Esto requiere conocimiento, paciencia, sabiduría y tolerancia. Tememos el objetivo principal de estos asesinos: provocar reacciones e irresponsables que podrían conducir a la lucha y la destrucción del país. Cualquier acto irresponsable conducirá a resultados peligrosos y sangrientos. Dirigiéndose a los grupos Takfiris -decretan que alguna persona o grupo no es musulmana sino enemiga del Islam y por lo tanto es lícita cualquier violencia contra ella- los acusó de brutalidad indiscriminada contra el pueblo de Siria, y especialmente señaló "Yo digo que si usted trabaja para Israel, sabemos quién es usted y nuestras manos llegarán si el Estado deja de lado sus tareas. No somos una alternativa al Estado, pero cada vez que el Estado no asuma su responsabilidad, vamos a asumir esa responsabilidad".
Los políticos libaneses de todas las diversas comunidades -incluidos
los sunitas, cristianos y drusos- se unieron para condenar el atentado ocurrido
ayer en el barrio chiita del sur de Beirut, mientras que algunos visitaron la
zona para ofrecer sus condolencias. Pero en una señal de cómo la crisis de
Siria ha polarizado a Líbano, hubo disparos de celebración en la ciudad de
mayoría sunita de Trípoli y circularon informes de personas que distribuían
dulces en señal de festejo; en un esfuerzo por limitar las tensiones sectarias,
Nasrallah pidió a los chiitas a mostrar moderación pero dijo que los grupos Takfiris eran una amenaza para los sunitas y chiitas por igual: "Estas personas matan a los sunitas como a los chiitas y envían terroristas suicidas a las
mezquitas sunitas como a las chiitas", en referencia a los grupos vinculados
con Al-Qaeda vinculados a en Siria, Irak, Pakistán y Somalia.
El ministro interino de Defensa Fayez Ghosn anunció hoy que un nacional sirio, Hussam Al-Dine Abu Halaq, que fue detenido por Inteligencia del Ejército hace un mes estaba vinculado al atentado; según Ghosn, Halaq tenía
vínculos con otras personas sospechosas de haber participado en el atentado del
9 de julio contra el mismo bastión de Hezbollah. En el comunicado difundido por
Defensa, un hombre identificado como Hasan Hussein Rayed -quien fue arrestado
el mes pasado- confesó que él y nueve cómplices estaban detrás de un ataque
contra un puesto de control del ejército libanés en Wadi Hmayyed, al Este de
Líbano, que llevó a la muerte de tres soldados. Rayed involucró a: Omar Ahmad
Atrash, Sami Ahmad Atrash, Ubaida Mustafa Al-Hujeiri, Sameh Breidi y a cuatro
sirios como sus cómplices. Según la confesión de Rayed, Omar Atrash fue el
cerebro del grupo que planificó las dos bombas en las carreteras cerca de un
puesto de control del ejército en Hermel, los atentados en Beirut y futuros
atentados en Líbano.
Que Líbano está profundamente polarizado sobre el apoyo al régimen
sirio no es una novedad, como tampoco lo es la profunda grieta sectaria entre
chiita y sunitas; algunos políticos sunitas libaneses han trabajando en apoyo
de sus correligionarios que luchan contra el presidente sirio, Bashar Al-Assad.
Lo nuevo es que el norte sunita libanés es considerado como un refugio para los
rebeldes sirios; y aunque Hezbollah no está cómodo con estos bolsones de disidencia
sunita siria dentro de su espacio de poder, está tratando de mantener la calma y
se ha focalizad en controlar las acciones en las zonas chiitas, para
garantizarse seguridad ya que los sirios que huyen de la violencia viven entre
ellos.
Hasta hace poco, las agencias de seguridad libanesas –y una amplia
franja de políticos- insistían en negar la existencia de la presencia de
Al-Qaeda en el país, los recientes incidentes ha cambiado la precepción y como
resultado de ello, los organismos de seguridad en Líbano se encuentran en estado
de alerta y se aprestan a reprimir lo que parece ser una gran ola terrorista en
el corto o mediano plazo.
Se conocen tres tipos de grupos takfiris-salafista que operan en Líbano: el primero son
las facciones cuya existencia es conocida por las agencias de seguridad
libanesas pero están fuera de los límites del Estado libanés -los campos de
refugiados palestinos como Ain al-Hilweh o el barrio Taamir; segundo los grupos
que son extensiones de facciones salafistas militares que operan en Siria - en
Trípoli, Akkar, Wadi Khaled y Arsal- y finalmente las células dormidas. Sus
identidades no se conocen con precisión, pero sus actividades han comenzado tal
como lo demuestra: el atentado 9 de julio en Bir el-Abed, los lanzamientos de
cohetes en mayo y en la primera semana de agosto, una casa en la ciudad Daraya,
fue allanada y se encontraron explosivos y elementos para preparar cargas
explosivas para atentar en Líbano contra varios objetivos.
La participación de Hezbollah en la guerra civil siria es la excusa
necesaria pero no es la causa de fondo, ya que subyace en lo profundo un
conflicto regional entre sunitas y chiitas, y las conexiones son fuertes.
Primero, en una grabación de audio transmitida por varios sitios web yihadistas,
el 31 de julio, se podía escuchar al líder de Al-Qaeda, Ayman Al-Zawahri atacando violentamente a Hezbollah. Al-Zawahri arremetió contra Hassan Nasrallah, porque
los miembros de esta organización chiita libanesa participaron en batallas en
territorio sirio. Y segundo ambos atentados en Beirut llevan la marca de los yihadistas
suicidadas iraquíes, conectados con Al-Qaeda. La guerra no es por Líbano o Siria,
es para derrotar a los “Takfiris.”
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