martes, 28 de agosto de 2012

Las implicancias sirias en la violencia de Líbano


El ex ministro de Información libanés, Michel Samaha, confesó la planificación de los ataques con bombas en conocimiento del Jefe de la Seguridad Nacional de Siria y con el consentimiento del presidente sirio, de acuerdo a supuestas transcripciones de los interrogatorios filtrados a la prensa. El periódico Al-Joumhouria publicó una fotografía de Samaha aparentemente dándole una bolsa llena de dinero a un agente encubierto en su casa de Beirut, junto con 10 páginas de documentos presuntamente señalando a figuras religiosas y políticas sospechosos de apoyar a la oposición siria como objetivos para ser asesinados, incluyendo a Malek Al-Shaar, el más alto clérigo sunita de Trípoli.

Riyad Abu Ghida, Juez Militar de Instrucción, escuchó los testimonios de los guardaespaldas de Samaha y el conductor sobre el complot. Ali Mallah, el guardaespaldas, y el conductor Fares Barakat, quienes fueron detenidos para ser interrogados más tarde, declararon ante Ghida por la transferencia de explosivos. Mientras tanto, Ghida convocó a Charles Jabbour -editor del periódico Al-Joumhouria- y al gerente Khalil Abu Antoun para escuchar sus testimonios como testigos sobre la publicación de la transcripción de la confesión de Samaha.

Un informante, identificado como Milad Kfouri, señaló que las únicas cuatro personas que sabían del complot eran el presidente Al-Assad, el Jefe de Seguridad Nacional -el My. Gral. Ali Mamlouk- Kfouri y el propio Michel Samaha; el ex funcionario libanés trató de utilizar Kfouri para ejecutar la trama, pero Kfouri fue puesto para informar a la Oficina de Información de Seguridad Interna libanesa tras detectarse que mantuvo una reunión con Samaha para planear los asesinatos e identificar los objetivos. Según los documentos publicados, las confesiones Samaha y Kfouri son contradictorias sobre cuál de los dos había iniciado los contactos con el otro; Kfouri dijo que Samaha lo había contactado mientras que el ex ministro dijo que Kfouri lo visitó para preguntarle si los sirios estaban interesados en la orientación de la actividad anti-Assad en Líbano.

El agente informó al jefe del Servicio de Seguridad Interna de Líbano, Cnel. Wissam al-Hassan, que Samaha le había pedido que "asegurar a un grupo de jóvenes de confianza para transportar artefactos explosivos en el norte a cambio de y $ 170.000”. Hassan inicialmente encontró la historia "extraña", pero ante la insistencia del agente y su petición de protección, fue que Hassan le informó al Procurador General, Juez Said Mirza; el Procurador le dio protección al agente y abrió la investigación sobre Samaha.

El espía utilizó una cámara bolígrafo que registró una llamada telefónica entre el agente y Samaha en la que acordaron reunirse en la oficina de este último; en esas grabaciones se revelaron detalles acerca de los explosivos, cómo iban a ser transportados hacia el norte del país y una reunión masiva en la ciudad de Akkar. Los hombres también discutieron la orientación figuras de alto perfil libaneses, especialmente del lado de la oposición y los que están en contra del régimen sirio, finalmente Samaha fue filmado llevando personalmente en el maletero de su coche los 24 panes de explosivos, unos 15 kilogramos en total.

Por otra parte, alrededor de las 11 am dos aviones de combate israelíes sobrevolaron el sur de la aldea de Kfar Kila y realizó maniobras aéreas a través de varias regiones del país. Ambos volaron de regreso a Israel sobre el pueblo del sur de Rmeish alrededor 12:50 horas; otros dos aviones de combate entraron otros espacio aéreo libanés a las 5 pm y realizaron maniobras aéreas sobre la región del sur durante 15 minutos. A las 11:45 entraron dos aviones de reconocimiento sobrevolando la zona de Alma Shaab, y realizaron maniobras aéreas sobre el sur durante cuatro horas, finalmente a las 12:10 pm, dos aviones de reconocimiento entraron al espacio aéreo de Líbano sobre Naqoura y realizaron maniobras aéreas sobre Baalbek y Hermel -en el este del país- por espacio de siete horas.

Estas operaciones de reconocimiento de la Fuerza Aérea de Israel sobre gran parte del territorio libanés, parecen una aparente contradicción con las declaraciones del PM israelí, Benjamin Netanyahu, quien amenazó con atacar Líbano si Hezbollah provocaba al Estado judío. A principios de este mes, el Secretario General de Hezbollah, Sayyed Hassan Nasrallah prometió convertir al Estado judío en un "infierno" si Líbano era atacado, amenazando con matar a "miles de israelíes".

Dos factores pueden evitar que Líbano caiga en conflicto civil interno: primero es que todos los grupos religiosos y étnicos tienen una participación en el gobierno, siendo discutible si comparten las decisiones o no; el segundo es que ninguno de los grupos más importantes de cada secta no tienen interés alguno en tener una guerra civil. Un enfrentamiento de ese tipo expondría al país a una intervención internacional cuyo resultado sería más imprevisible que la actual situación; por ello el complot para provocar un enfrentamiento en Tripoli entre sunitas y cristianos o sunitas y alawitas fue desactivado rápidamente.

El actual declive de la hegemonía siria junto a reducción de la importancia estratégica de Siria -con respecto a otros actores internacionales y regionales- podría ser aprovechado por los partidos internos como Hezbollah o los emergentes sunitas; este nuevo panorama se vería afectado por un conflicto civil y de allí que prefieran preservar el presente status quo.


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