Los europeos están preocupados por la violencia imperante en Líbano, los iraníes están luchando para encontrarle una solución a la crisis siria a través del diálogo entre el régimen y la oposición mientras que Hezbollah está dividido sobre cómo proceder frente a los incrementos de la violencia en Siria. Por otra parte, las recientes acciones de Rusia en la región, han demostrado el enérgico rechazo frente a la posibilidad de una intervención occidental en Siria, mediante el envío de buques de guerra -como el Mudry Yarsolav y Neustroshimyy- al Mediterráneo durante una serie de recientes ejercicios. Fuentes diplomáticas que han seguido de cerca las recientes declaraciones de Hezbollah, dicen que el partido está estudiando cuidadosamente la evolución de la región antes de seguir adelante con una línea política; la situación precaria de la resistencia chiita se complica porque el eje Teherán-Bagdad-Beirut está a prueba por los acontecimientos en Siria.
Hay una importante división en el liderazgo de Hezbollah sobre la decisión de apoyar o no a Al-Assad. Algunos sectores consideran que el partido debe estar del lado de Teherán y Damasco, incluso si esto significa tomar parte de manera activa en el conflicto regional; otros líderes, entre ellos el líder del partido, Sayyed Hassan Nasrallah, considera que la asociación con los lideres políticos libaneses es importante y que no debe pasarse por alto el Diálogo Nacional. Estos líderes afirman que las exigencias de Hezbollah sólo se cumplirían a través del diálogo y que sin esta instancia, el partido se arriesga a perder una década de logros.
Como si la presión bajo la que se encuentra Hezbollah sobre si debe apoyar o no al régimen sirio y como seguirá su cadena logística si cae Damasco fuese poca, ahora se suma la advertencia que el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, le hizo al gobierno libanés sobre que Israel atacaría a Líbano si Hezbollah ensaya cualquier tipo de provocación contra Israel; trascendió que el mensaje llegó al gobierno libanés a través de un diplomático occidental que visitó Jerusalén hace varias semanas. Un alto funcionario dijo Netanyahu considera a Hezbollah como parte de la administración libanesa y por tanto señaló que si el grupo chiita ataca a Israel, las Fuerzas de Defensa de Israel devolverían el golpe sin diferenciar entre Hezbollah y el Estado libanés.
Irán y Siria están interesados en el desarrollo de los eventos en Líbano, ya sea desde su rol de patrocinador o apoyo de algunos de los principales actores políticos internos, y es por ello que están tratando de manipular los acontecimientos político-sectarios como los sucedidos en Tripoli la semana pasada. La visita a Beirut hace unos de Saeed Jalili, Secretario del Consejo Supremo iraní de Seguridad Nacional, es una señal significativa en particular luego que Jalili manifestó que "respetamos a Líbano debido a su resistencia y el papel destacado que desempeña en lo que respecta a la seguridad de la región y la estabilidad."
Líbano es considerado por Irán como un Estado satélite al que ha dominado a través de Hezbollah en armonía con Siria; Hezbollah no ha participado abiertamente en los recientes enfrenamientos entre los rebeldes y el gobierno de Al-Assad, de hecho ha pedido la calma de los chiitas y alawitas libaneses aun cuando Hezbollah tiene más poder de fuego que el propio ejército libanés. Llegado el caso, Hezbollah podría influir de manera definitoria a favor del régimen de Damasco, pero al hacerlo estaría sirviendo los intereses iraníes y sirios, derrumbando su imagen dentro del mundo árabe como baluarte de la lucha contra los poderes tiránicos.
La alianza entre Hezbollah y Siria se basa más en los intereses compartidos que en una ideología en común y por esta razón el régimen de Al-Assad podría vender al grupo libanés; debido a su larga relación con el movimiento libanés el presidente sirio probablemente conoce mucha información sensible sobre Hezbollah que podía ofrecer a cambio de inmunidad frente a un inminente colapso de su régimen.
Por otra parte, el gobierno sirio no estaría en condiciones de transferirle su arsenal químico por dos razones fundamentales: una tal como se lo advirtió el presidente Obama, su solo movimiento cruzaría una línea roja que implicaría el suicidio político del régimen ya que lo expondría a un ataque directo, además el régimen sirio parte mantiene una cierta esperanza de salir airoso de los enfrentamientos internos y no está desesperado. La segunda razón es que al transferirle las armas a Hezbollah, es que Damasco resignaría un importante capital para negociar inmunidad, en este esquema las armas químicas no serían para utilizarlas contra los rebeldes sino para evitar un posible juicio por crímenes de lesa humanidad.
En base a lo citado es que se deduce que Siria tiene como objetivo para Líbano su desestabilización interna, de hecho el país se ha sacudido por varios incidentes de violencia relacionada con Damasco, incluyendo una serie de secuestros de ciudadanos sirios y los graves enfrentamientos armados entre grupos libaneses pro-y anti Siria en Trípoli este mes. Pero el ejemplo más significativo es el caso Samaha. El ex ministro de Información, Michel Samaha, que tiene estrechos vínculos con el régimen de Damasco, fue acusado a principios de este mes por el Fiscal Militar de Líbano de la planificación de ataques en el país junto al transporte de explosivos; cuando se le tomó su declaración Samaha indicó que los explosivos le fueron suministrados por el Director de Seguridad de Siria, Ali Mamluk.
Por su parte, Irán tiene dos objetivos prioritarios: el primero es la prevención de un ataque israelí o norteamericano sobre su programa nuclear antes de las elecciones presidenciales en EE.UU., esto le permitiría ganar más tiempo para profundizar y fortalecer su proyecto de enriquecimiento de uranio; el segundo objetivo es continuar el apuntalamiento del régimen sirio, ya que de perder el control sobre Siria, el chiita Teherán-Bagdad-Beirut se vería severamente afectado. Además si Siria cae en manos de un gobierno pro saudita-occidental, aumentarían las posibilidades de un ataque contra su infraestructura nuclear.
Este escenario comienza a tomar forma luego de las declaraciones de Hassan Nasrallah, quien señaló que la resistencia islámica producirá nuevas ecuaciones de poder en la región; la afirmación se produjo luego de reunirse ayer con el viceministro de Relaciones Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian en Beirut. Durante esa reunión, Amir-Abdollahian dijo que las conspiraciones extranjeras contra Siria, que habían sido concebidas para debilitar el movimiento de resistencia, terminó en un fracaso a través de la vigilancia y la empatía de la nación Siria y el gobierno.
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