viernes, 3 de septiembre de 2010

Líbano da marcha atrás con la convocatoria por un "Beirut de libre de armas”


El Ejército del Líbano y las fuerzas de seguridad reforzaron su presencia en Beirut tras el enfrentamiento la semana pasada que mató a tres personas. Después de una reunión esta semana del Consejo Superior de Defensa de Líbano, el Ejército reforzó sus fuerzas en alrededor de 1.500 soldados en Beirut, y desplegó seis divisiones adicionales.

La convocatoria por un "Beirut libre de armas" se disparó luego de la batalla mortal fuera de una mezquita la semana pasada; pero el empuje inicial se debilitó rápidamente luego de que Hezbollah advirtió contra cualquier intento de deponer las armas.

Hezbollah ha advertido contra el planteamiento de Hariri sobre la cuestión de su arsenal. La violencia aumentó los temores de una repetición de mayo de 2008, cuando hombres armados que apoyaban a alianza liderada por Hezbollah se enfrentaron con partidarios del primer ministro sunita. Cerca de 100 personas murieron en esa batalla de una semana en la que se vio a Hezbollah hacerse con el control de gran parte de la zona sunita al oeste de Beirut.

Ministros y funcionarios de seguridad se reunieron esta semana en un intento por forjar un acuerdo sobre control de armas en la capital, pero no para anunciar las medidas que - en ese caso - tomaría el Estado. Durante una entrevista con CNN, el líder de las Fuerzas Libanesas - Samir Geagea - dijo que los enfrentamientos habían perjudicado la imagen de Hezbollah, y agregó que la violencia puso de manifiesto que ese partido tiene una presencia militar en la capital que no puede justificarse ni aceptarse.

"Hezbollah debe intervenir a nivel nacional a través de la política y no mediante la fuerza militar; Hezbollah no puede apropiarse de la decisión de defender al Líbano en un momento en que el partido no es una autoridad legítima y cuando no hay acuerdo unánime entre los libaneses sobre la concesión de dichas tareas a Hezbollah".

El partido chiíta, que tiene dos ministros en el gobierno, sostiene que sus armas son necesarias para defender el Líbano contra Israel. El Primer Ministro, por su parte, ha dado marcha atrás en su insistencia de Beirut como una zona libre de armas.

"La resistencia (Hezbollah) está dirigida a Israel. Armas en los callejones no puede ser parte de la resistencia, pero no somos nosotros los que se traduciremos esta idea en acción. Corresponde a los mandos del ejército decidir cómo actuarán a partir de ahora" dijo el diputado Ammar Houry del bloque de Hariri.

No hay lugar a dudas sobre que Beirut no será una ciudad bajo control efectivo de las armas del Estado en el mediano plazo debido a la debilidad estatal y al alto nivel de organización de Hezbollah; el acercamiento entre las potencias regionales Siria y Arabia Saudita, que apoyan a los dos bloques rivales en Líbano, puede ayudar a contener la situación. Si bien ambos grupos – sunitas y chiitas – mantienen sus armas en Beirut, resulta interesante los cambios que se están produciendo donde la arena política es vista como el espacio para dirimir las cuestiones en vez de los enfrentamientos que llevaron a la guerra civil libanesa. La convivencia entre los diferentes grupos aparece una opción - tibia por el momento – como medio para la estabilidad política.

Vivimos en un país con 18 sectas religiosas ... Mientras el mundo asiste contradicciones y conflictos, en el Líbano vivimos de una manera diferente ... Este es el verdadero significado de la convivencia. No hay ninguna diferencia entre un musulmán y un cristiano o entre un sunitas y chiítas, ya que todos somos libaneses. Esta es una enorme responsabilidad que cae sobre nosotros para conservarla [convivencia] porque es la cosa más preciosa que tenemos en el país” dijo Hariri al respecto.

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