jueves, 13 de septiembre de 2012

Hezbollah y la Hermandad Musulmana


Lakhdar Brahimi, el enviado de la ONU-Liga Árabe, llegó hoy a Damasco y se espera que se reúna mañana con el presidente sirio, Bashar Al-Assad, como así mismo con miembros de la oposición siria. Brahimi se reunió con Mohammad Reza Shibani, el embajador iraní en Siria, reunión que el embajador iraní calificó de "positiva y fructífera". Mientras el proceso diplomático avanza en Damasco, Washington ha redoblado la presión contra los aliados regionales de Damasco.

EE.UU. impuso sanciones financieras contra el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, por prestarle apoyo a presidente sirio, Bashar Al-Assad, otras dos figuras de Hezbollah -Mustafa Badr al-Din y Hamiyah Talal- también fueron incluidos en las sanciones bajo los cargos de "actividades terroristas en el Oriente Medio y en todo el mundo", según el comunicado difundido hoy por el Departamento del Tesoro. Al-Din es un funcionario de Hezbollah que se cree reemplazó a su primo, Imad Mughniyeh, como máximo comandante militar de Hezbollah después que en 2008 Mughniyah murió en un atentado con coche-bomba; en junio de 2011, el fiscal del Tribunal Especial para Líbano acusó a cuatro miembros de Hezbollah, entre ellos Al-Din, por el asesinato del ex PM libanés Rafiq Hariri y otras 21 personas.

Las sanciones prohíben a los estadounidenses hacer negocios con estos tres miembros de Hezbollah y congela cualquier activo que éstos puedan tener en EE.UU., si bien Hezbollah ha estado durante mucho tiempo en la lista de organizaciones terroristas de EE.UU., la administración Obama ha intensificado el análisis del sector financiero libanés en los últimos meses; a EE.UU. le preocupa que Hezbollah pueda utilizar los bancos libaneses para blanquear las ganancias del producto del tráfico de estupefacientes aunque Hezbollah ha negado cualquier participación en el tráfico de narcóticos.

Esta semana, el Subsecretario del Tesoro, Neal Wolin se reunió con el presidente libanés Michel Suleiman, el Primer Ministro Najib Mikati y el jefe del Banco Central, Riad Salameh; según funcionarios estadounidenses plantearon su preocupación que en los últimos meses el sistema bancario puede estar siendo utilizado por Irán y Siria para evadir sanciones.

El ex PM libanés, Saad Hariri, instó a Hezbollah a detener el envío de armas o combatientes a Siria, tras reunirse con el presidente francés, François Hollande en París. En una entrevista con el diario francés Le Monde, Hariri dijo que el régimen sirio definitivamente caería, pero que la comunidad internacional debe armar a la oposición y ayudar a ponerle fin al derramamiento de sangre y expresó que no cree en un contagio de la guerra civil en Líbano, ya que no hay ningún deseo por parte de los grupos políticos libaneses.

El discurso pronunciado por el presidente egipcio, Mohamed Morsi, en la Liga Árabe el miércoles pasado aclaró la posición de Egipto sobre el conflicto sirio, al señalar que este no es el momento para las reformas, sino por el cambio y le pidió al presidente sirio que dimita; este discurso es un cambio significativo respecto del pronunciado en la Conferencia de Países No Alineados en Teherán, donde culpaba al régimen por las masacres y lo calificaba de criminal. Hasta hace poco, Egipto, al igual que la Liga Árabe, vacilaba entre los dos enfoques.

Morsi se ha metido de cabeza en el conflicto sirio y su posición será presentada en Washington, donde estará dentro de unos diez días. Esta postura dura que le mete presión a Irán -por ahora se suspendió la posibilidad de reanudar las relaciones diplomáticas entre los Estados- pero también ha despertado temores entre los intelectuales sirios en el exilio ya que un "pacto entre hermanos musulmanes", le proporcionaría una ventaja significativa a la Hermandad Musulmana de Siria; este sector controla cerca de un cuarto de los 310 miembros del Consejo Nacional Sirio (CNS) y su vicepresidente, Mohamad Faruq Tayfur, junto a Ali Sadr al-Din al-Bayanuni, están a cargo de la logística del CNS y asistencia división, por lo que controlan una parte considerable de su presupuesto.

La Hermandad Musulmana en Siria cuenta con fuentes de financiamiento independientes, construidos durante varias décadas, que le permiten libertad para financiar la actividad militar y civil de manera independiente; sin embargo, la base de apoyo de la rama siria es limitado debido a las décadas de política represiva del ex presidente Hafez Al-Assad contra la Hermandad y la instauración del régimen secular bajo el Partido Baa’th, alejaron a la sociedad de un modelo de país gobernado según la ley de la sharia.

El proceso de las revoluciones árabes o “Primavera Árabe”, han reestructurado el escenario político en el Medio Oriente, con la llegada de gobiernos islamistas en Túnez y Egipto y un aumento en la influencia de los grupos políticos islamistas en general por toda la región, que suplanta a los modelos seculares nacionalistas. Dentro de este nuevo esquema de relacionamiento, también se observan modificaciones dentro de los sistemas islámicos que comienzan a abandonar el formato del yihadismo radicalizado por un perfil salafista impulsado por los Estados del Golfo.

La aparición de Egipto dentro del conflicto sirio es un signo de estos cambios y pre-anuncia la posibilidad de nuevas alianzas regionales como Turquía y Egipto –con apoyo saudita- para contrarrestar la influencia iraní en la región. Las tensiones entre la “vieja política” impulsada por los grupos radicales también comenzará a enfrentarse con la “nueva política” impulsada por grupos como la Hermandad Musulmana que sienten que esta es su hora política luego de décadas de represión del Partido Ba´ath.

En el corto o mediano plazo la influencia de la expansión de poder por parte de la Hermandad Musulmana y los sunitas en general, inevitablemente comenzará a sentirse en Líbano; los Estados árabes y EE.UU. tienen un marcado interés en terminar con el régimen sirio, pero es mucho más profundo su deseo de contener a Irán y los chiitas en la región.


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