lunes, 11 de noviembre de 2013

Tripoli: una bomba de tiempo



Trípoli parecía que estaba al borde de una nueva guerra civil, luego que el Fiscal militar Saqr acusó a Ali Eid, el jefe del pro-Al-Assad Partido Democrático Árabe, en relación con los atentados con dos coche bomba dos mortales en la ciudad del norte libanés. Una fuente judicial dijo que el Juez Militar de Investigación, Riad Abu Ghayda, estableció hasta el martes a las 10 a.m. como fecha límite para Eid se entregue y sea interrogado en relación a los atentados, si Eid no se presenta, una orden de detención será emitida en su contra. El político libanés sigue en libertad luego que las Fuerzas de Seguridad Interna allanaron su casa en la ciudad de Hikr Daher -cerca de la frontera con Siria- sin resultados positivos.

Eid previamente rechazó una citación para ser interrogado en agosto, argumentando una "conspiración" contra la comunidad alawita de Trípoli, y en respuesta el PM interino, Najib Mikati, dijo que Eid debería testificar ante un tribunal competente para oír su testimonio y destacó que "la secta alawita es una parte importante del tejido social de Trípoli y las acusaciones no se dirigen contra ellos." Mientras tanto, Eid niega su relación con alguna de las personas detenidas sospechosos de planear el escape de Ahmed Merhi, a quien acusan de los bombardeos de la Mezquita Al-Taqwa.

El ministro interino del Interior, Marwan Charbel, anunció que desplegará al Ejército en "todos los barrios de Trípoli (…) Nos trazamos una línea roja en el ejército y las fuerzas de seguridad. No siguen ninguna facción”. El Mufti Sheikh Malek Al-Shaar agradeció al Estado por "su cuidado y seguimiento a todos los asuntos en Trípoli (…) La seguridad es el primer paso y el segundo paso consistirá en el pago de indemnizaciones a los afectados en los enfrentamientos (…) Pusimos nuestras manos hoy para que la seguridad y la estabilidad prevalezcan en toda Trípoli y de las regiones del Norte libanés. La autoridad del Estado prevalecerá en todos los ámbitos.”

Charbel dijo que el nuevo plan de seguridad se llevaría a la práctica en Trípoli en los próximos días. Él habló con los periodistas y dijo que el Ejército y la policía desplegados en Trípoli inspeccionarán y patrullarán la ciudad; según Charbel "Hemos elaborado las líneas principales de seguridad, en espera de un consenso sobre esas líneas de tesis. Las reuniones preparatorias tendrá lugar en los próximos días." 

Trípoli es el hogar de 200.000 personas, el 80% son sunitas, el 6-7% son alawitas y el resto cristianos. Es la decimoctava vez -desde mayo de 2008- que el Ejército va a Tripoli a estabilizar la situación y cuando los enfrentamientos cesan se retira pero no existe una solución de fondo. El punto es que los enfrentamientos entre los barrios de Bab Al-Tebbaneh –anti Al-Assad- y Jabal Mohsen –alawitas pro Al-Assad- se han vuelto más frecuentes desde el inicio de los enfrentamientos en Siria, en marzo de 2011.

Las tensiones derivadas de la guerra civil son la excusa coyuntural. En el fondo del asunto subyacen un volumen importante de armas en poder de civiles sunitas y chiitas-alawitas que tienen rencores político-religiosos históricos; difícilmente la situación pueda resolverse con más fuerzas de seguridad en las calles. Es interesante destacar que el propio Charbel reconoció que los efectivos militares-policiales no incautarán las armas en poder de los civiles en las calles, entonces ¿Se limitará el Estado a ser mero árbitro de los enfrentamientos?



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