miércoles, 7 de septiembre de 2011

Avanza el proyecto de electricidad en Líbano



El Consejo de Ministros aprobó el controversial proyecto de ley de electricidad propuesto por el ministro de Energía Jibran Bassil -según los dichos del ministro de Finanzas Mohammad Safadi- poniendo así fin a una prolongada disputa que amenazaba el futuro del gobierno del Primer Ministro Najib Mikati. El proyecto de ley de electricidad será financiado en cuatro cuotas, una por año, a partir de 2011 y el avance se produjo luego de intensas negociaciones para resolver la disputa entre Mikati, Bassil y Mohammad Fneish de Hezbollah.

Michel Aoun, líder del Movimiento Patriótico Libre, fue quién destrabó el estancamiento sobre el plan de unos u$s 1.200 millones, en una medida que es probable que profundizar la división dentro del gabinete; Aoun -que cuenta con 10 ministros de 30 miembros del gobierno- había amenazado con retirar a sus ministros si el plan de electricidad no era aprobado. Aoun también acusó a los ministros que se oponen a su proyecto de ley para desarrollar el sector eléctrico de socavar los intentos del Movimiento por poner fin a los frecuentes cortes de energía; el plan propuesto al Consejo de Ministros por Bassil asigna fondos para producir unos 700 megavatios adicionales de electricidad.

Nabih Berri, dijo que el gabinete debe votar sobre el plan de electricidad, y agregó que el plan propuesto deberá "pasar por consenso"; Berri señaló que espera que las partes interesadas le presenten un proyecto de ley para que lo pueda presentar a las comisiones parlamentarias.

Los miembros de la oposición liderados por la Coalición 14 de Marzo han criticado el plan, ya que daría acceso Bassil a u$s 1.200 millones, sin ningún tipo de supervisión o rendición de cuentas sobre cómo se destinarán los fondos. Saad Hariri, líder del Movimiento del Futuro, acusó a Bassil de "chantajear" a los libaneses con su propuesta y pidió al gobierno que presente un plan claro para el desarrollo del sector eléctrico ya que desde el 14 de Marzo se sostienen que Bassil trata de eludir la supervisión del plan mediante el rechazo de los fondos de préstamos fáciles del mundo árabe.

Ahmad Fatfat, del bloque del Futuro, comentó que la oposición al plan de electricidad propuesto por Bassil "técnica" y "no política" y cuestionó el rechazo del ministro a que el proyecto sea supervisado por un órgano estatal.

Tal vez el único punto en el que todos los políticos libaneses coinciden es el agravamiento de la cuestión de la electricidad, si bien existen posiciones diferentes respecto de la solución más adecuada. Gibran Bassil, quien presentó su plan para impulsar la producción de energía eléctrica por 700 MW a un costo de u$s 1.200 millones de dólares, pero Saad Hariri cuestiona que cualquier demora en la ejecución del proyecto presentado le costará al Tesoro u$s 15 millones en pérdidas todos los días.

El ministro de Finanzas, Mohammed Safadi, también tenía algunas reservas sobre el plan de Bassil y ha expresado su temor debido al alto costo que el plan tendría con el actual déficit presupuestario proyectado –con la cuestión de la electricidad- excederá con mucho el umbral de los u$s 1.800 millones en 2011. Las transferencias públicas a Electricité du Liban absorberán una cantidad significativa del presupuesto del gobierno -que ascendió a u$s 1.5 billones en 2009- lo que supone un 20,4 % del total de gastos anuales.

Los gastos en electricidad son un lastre para las finanzas del gobierno, desplazando a servicios en otras áreas -educación, infraestructura, salud, etc.- y poner en riesgo la estabilidad macroeconómica debido a la ya elevada deuda acumulada por el Estado libanés. Sin lugar a dudas es necesario un plan para modernizar las centrales eléctricas libanesas plantas de gas ejecutar -en los próximos tres años- y actualizar algunas de las centrales eléctricas en marcha y solucionar así uno de los problemas cotidianos que más afecta a los ciudadanos comunes. Pero la asignación de fondos a un ministro para que los maneje de manera discrecional sin una estrategia de control por algún organismo estatal y sin un plan de operaciones estipulado con antelación ponen en duda –cuando menos- la efectividad del mismo.

Por otro lado, Aoun está nuevamente en el centro de la escena política imponiendo sus decisiones y la amenaza de ruptura del gabinete de Mikati supone un modo a futuro de operar para la obtención de sus intereses partidarios; de allí que Mikati debería evaluar con mayor profundidad quiénes son sus verdaderos aliados y con qué cantidad de votos cuenta hoy en día.

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