miércoles, 6 de agosto de 2014

El ensayo de Arsal


Las fuerza yihadistas se retirarán de Arsal y personal de seguridad capturado será liberado durante un nuevo alto el fuego de 24 hs, al que se accedíó a través de negociaciones. Según el acuerdo auspiciado por el Comité de Ulemas Musulmanes, el Estado Islámico de Irak y Al-Sham (ISIS) -que se negaron a retirarse ayer junto a los yihadistas del Jabhat Al-Nusra- dejarán Arsal y volverán a las montañosas antes de la frontera con Siria; a cambio, los grupos armados exigieron una declaración del Ejército y que les aseguren que los refugiados sirios en Arsal estarían a salvo de cualquier ataque "venganza" después de su retirada.

Varios funcionarios locales, así como fuentes de seguridad, confirmaron que la mayoría de los militantes de Jabhat Al-Nusra se retiraron en la noche del Valle de la Bekaa, mientras que el ISIS insistió en quedarse para seguir luchando contra el Ejército. A los enfrentamientos de los yihadistas con el Ejército libanés deben sumarse los conflictos internos que estos grupos arrastran desde Siria, por lo que no sorprende que en Líbano tampoco presenten un frente común para combatir o negociar.

El gobierno libanés detuvo el 19 de julio a Hussam al-Sabbagh, un comandante de alto nivel de Al-Qaeda en Trípoli. Se rumoreaba que Sabbagh sería el emir de Al-Qaeda en el Líbano o, como mínimo, un emisario del grupo sirio Jabhat Al-Nusra. Aunque las autoridades intentaron evitar los enfrentamientos entre chiitas y sunitas en Trípoli, los combatientes de contrabando a Siria y la fabricación de coches bombas rompieron el delicado status quo. Las autoridades autoridades libanesas se mostraron dispuestas a arriesgar más en la relación entre el Estado y las comunidades sunitas pobres en nombre de la seguridad.

Aunque el Primer Ministro, Tammam Salam, pidió ayuda para mitigar cualquier reacción violenta en a fin de no provocar una nueva ronda de enfrentamientos en Trípoli, lo cierto es que Salam hizo hecho poco para deslegitimar la narrativa de la discriminación sunita: a la semana siguiente, el 21 de julio, el Comité de Eruditos Musulmanes encabezó una sentada ante la mezquita de Trípoli Al-Siddiq, en protesta por la detención de Sabbagh y el encarcelamiento de otros comandantes de la milicia sin juicio, y el jeque Hleihel del Comité de Eruditos Musulmanes, dijo a la multitud que el "Sheikh Hussam Al-Sabbagh se ha convertido en la válvula de seguridad de Trípoli."

Arabia Saudita le ha dado a las FFAA de Líbano u$s 1.000 millones, para ayudar en su lucha contra los yihadistas en la frontera con Siria. El regalo saudita llegó después que el Jefe del Ejército de Líbano, Gral. Jean Kahwaji, instó a Francia a acelerar los suministros de armas prometidas y en medio de reportes que un grupo de líderes religiosos musulmanes estaban tratando de mediar un fin a los combates. Según el ex PM Saad Hariri, “El Rey saudí Abdullah me ha informado de su generosa decisión de proporcionar al Ejército libanés u$s 1.000 millones para fortalecer sus capacidades para preservar la seguridad del Líbano", el anuncio del líder sunita se produjo desde Jeddah en la madrugada del miércoles.

Arsal ha sido el centro de la narrativa de Hezbollah, por lo que está pasando en Líbano y Siria, por lo que la llegada de los yihadistas sunitas a esa zona fue percibida casi como una amenaza directa, tanto para su poder en Líbano como para su proyección en Siria. En este punto, cabe destacar que los elementos del ISIS siempre estuvieron en los alrededores de Arsal, pero que fueron a refugiarse del Ejército sirio. Era una cuestión de tiempo hasta Hezbollah no tolerase más la presencia del ISIS en ese bastión, y por ello escalaron los acontecimientos.

El ISIS no está tratando de apoderarse de territorio en Líbano, sino que quiere quebrar la participación de Hezbollah en Siria, incrementando los ataques terroristas contra los chiitas y generar una corriente negativa en la opinión pública libanesa. Por el momento, Hezbollah ha absorbido eso golpes y ha desviado la atención de su público hacia la necesidad de incrementar su rol de protector de la soberanía junto al Ejército.

Los combates en Arsal si pueden considerarse una advertencia de lo que pueden hacer los yihadistas sunitas en Líbano y de la debilidad de las FFAA libanesas contra un grupo entrenado y decidido que se mezcla con los civiles. ISIS ha medido la resistencia del Líbano, aunque Arsal implique una derrota, derivada de la retirada; en el fondo, esta incursión no es una ofensiva para anexar territorio como ocurrió en Siria o Iraq, solo fue una refriega entre Hezbollah y elementos del ISIS. En el fondo subyace una profunda división sectaria, fogueada por Teherán y Riad, que siguen con su guerra fría en territorios de terceros Estados.





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