lunes, 11 de agosto de 2014

El día después de Arsal


El Ministro de Asuntos Sociales libanés, Rashid Derbas, dijo que Líbano estaba considerando cerrar su frontera con Siria para detener la afluencia de refugiados. Derbas señaló que mientras la frontera con Siria siga siendo una frontera abierta, todas las naciones del mundo trataron de sellar su frontera con la presencia de peligro y "El gobierno libanés no ve ninguna objeción en tomar las decisiones o acciones que protejan el territorio libanés, a los libaneses y los huéspedes que residen en sus territorios”. Derbas precisó que el gobierno aún estaba meditando una decisión sobre el reasentamiento de grupos de refugiados sirios y que los refugiados sirios en el Líbano -cerca de 1,3 millones- fueron divididos en 4 categorías: 1, los que enfrentan persecución en Siria y que Líbano se niega a deportar; 2, algunos con documentos de identificación aceptables; 3, los que han entrado a Líbano ilegalmente bajo la custodia de la Seguridad General; y 4, los que no tienen tarjetas de identificación y que no pueden ser devueltos a Siria.

El ex Primer Ministro Saad Hariri regresó a Líbano el viernes, después de 3 años de exilio autoimpuesto, y se dirigió directamente a una reunión con el Primer Ministro, Tammam Salam. Con su llegada, Hariri sorprendió ya que el más prominente líder sunita del país, llegó luego de una reunión con el rey saudita Abdullah –que prometió u$s 1.000 millones en ayuda para Líbano- y en medio de fuertes tensiones sectarias; el viaje de Hariri se produce en un momento clave para los sunitas libaneses, que componen alrededor de un tercio de la población y que en general apoyan a la rebelión contra el presidente sirio, Bashar Al-Assad.

Hariri anunció una donación de u$s 15 millones para Arsal, ante una delegación de residentes de la ciudad, comprometiéndose a ayudar a reconstruir la ciudad, después de lso fuertes enfrentamientos entre el Ejército y los yihadistas. Hariri dijo que Arsal fue atacado por su lealtad a la visión del ex PM, Rafik Hariri, y alabó a los residentes por sus esfuerzos en reconstruir el pueblo; Hariri destacó que "No vamos a olvidar que los residentes leales de Arsal estaban junto a nosotros el día que Rafik Hariri fue martirizado, ni su amplia participación en las protestas del 14 de Marzo y les aseguro que vamos a corresponder a la lealtad con lealtad y nuestro apoyo a Arsal continuará”.

El comandante del Ejército libanés, Gral. Jean Kahwagi, declaró que “El Ejército salvó a Líbano de los asesinos sectarios (…) Si el Ejército hubiese perdido, ellos [por los yihadistas] habrían entrado en Akkar, y desde allí habrían llegado al mar y declararon su propio Estado." Kahwagi pidió la entrega "segura" de los soldados cautivos por los yihadistas en la batalla por la ciudad de Arsal.

El sábado, yihadistas cruzaron a Líbano desde Siria, lo que provocó un intercambio de disparos con los aldeanos libaneses que los obligaron a cruzar la frontera, cerca de la aldea de Kfar Qouq. El Ejército informó que la batalla entre los yihadistas y las fuerzas de seguridad sirias siguió en el otro lado de la frontera; Kfar Qouq está cerca de la ciudad de Rashaya, en el Valle de la Bekaa, y unos 100 km al sur de Arsal.

Arabia Saudita podría haber ofrecido esta ayuda financiera para construir una milicia suní libanés y habría tenido muchas razones para hacerlo, desde la lucha contra el Estado Islámico de Irak y Al-Sham (ISIS) para disuadir a la chií Hezbollah y fuerzas de inteligencia de Bashar al-Assad. En cambio, Arabia Saudita decidió apoyar al Ejército libanés, así que ¿Por qué apoya Arabia Saudita al ejército y no a Ahmad Al-Asir, Khaled Al-Daher o Adnan Imama y a otros sunitas que buscan un donante? Porque no es del interés saudita que Líbano se convierta en una nueva arena para las milicias sectarias que luchan entre sí en nombre de los países de la región. Tampoco es en el interés de los sunitas y los chiitas de Líbano rebelarse contra el Estado. 

Parte de la vulnerabilidad de Arsal no solo proviene de su posición en la frontera, sino también de su lamentable estado. Los residentes dicen que el gobierno libanés lleva décadas sin proporcionarles electricidad, agua y servicios médicos adecuados y los residentes han hecho mucho dinero con el contrabando y confiando en la generosidad de poderosos políticos sunitas nacionales. Algunos dicen que las dos familias más prominentes de la ciudad, los clanes Hujeiri y Fliti, parecen estar trabajando con los yihadistas: ellos controlan todo, desde el lucrativo contrabando transfronterizo a los proyectos públicos -incluyendo primer hospital de construido el pasado invierno- que son regenteados bajo la protección de los yihadistas. Por caso, hombres armados de Jabhat Al-Nusra custodian la mezquita de Mustafa Hujeiri, un jeque de la tradición salafista, lo que provocó el rumor local que sirve como conducto para el dinero y las armas que fluyen a Siria, mientras que Hujeiri tiene -al menos- a una parte de este personal como su seguridad en Líbano, a los que ha llamado sus "huéspedes".

La frontera sirio-libanesa es una de las zonas más permeables de la región. Cualquier operación militar para asegurarla, desde Líbano, implicaría que el Ejército le prioridad a la seguridad fronteriza pero al mismo tiempo debería mantener sus operaciones antiterroristas en marcha; los fondos prometidos por Arabia Saudita se suman a los prometidos por Francia y EE.UU. Mientras estos fondos llegan, el único aliado del Ejército es Hezbollah y esto siempre despertará suspicacias internas.




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