martes, 27 de mayo de 2014

La historia se repite: Líbano sin presidente


El presidente libanés, Michel Sleiman, se marchó del palacio presidencial el sábado 24 en su último día de su mandato de 6 años, dejando tras de sí un vacío político causado por el fracaso de las fuerzas políticas del país para acordar a su sucesor. La vacante en la oficina del presidente nuevamente pone al país en una crisis, debido a la fragilidad de su sistema político y a los acuerdos entre los partidos políticos y las sectas religiosas que a su vez dependen de los apoyos desde el exterior para poder funcionar.

Funcionarios de Hezbollah negaron que estuvieran obstruyendo el proceso democrático. Un legislador de Hezbollah, Hussein Moussawi, dijo que la falta de consenso sobre un líder significaba que ninguno de los candidatos sería capaz de alcanzar la mayoría necesaria para ganar la votación. Moussawi dijo que asistir a las sesiones del parlamento en ese ambiente sería una "Pérdida de tiempo precioso que sería mejor dedicado en ofrecer compromisos en la búsqueda de un presidente fuerte y unificadora“.

A medida que la comunidad internacional presiona a los políticos libaneses para que mantengan las instituciones del Estado funcionando, pese al vacío presidencial, los grupos cristianos se mantuvieron firmes en la postura de que el Parlamento no debería celebrar las elecciones. En un comunicado emitido por la Coalición 14 de Marzo, después de su reunión semanal, advirtió que “El vacío presidencial es una cuestión peligrosa que no puede ser aceptada y no debe persistir (…) A la luz de las circunstancias, los diputados insisten que la misión principal y única del Parlamento es elegir a un nuevo presidente, al tiempo que confirmamos el papel del Parlamento en el cuidado de los intereses de los ciudadanos”.

Dado el alcance de su actual crisis, incluyendo la carga de los refugiados sirios que agotan la economía y provocan tensiones sectarias, Líbano se ha mantenido notablemente unido desde que comenzó el conflicto sirio en 2011. Esto se debe a muchos libaneses se ven limitados por la memoria de su propia guerra civil de 15 años de un país; y los funcionarios dicen que han trabajado para mantener las instituciones - como el Ejército - que no se rigen formalmente por los acuerdos para compartir el poder y evitan caer en el abismo sectario que viene desde Siria y más allá.

Con tan sólo alrededor del 2% de crecimiento, Líbano no será capaz de crecer fuera de su deuda sin grandes reformas estructurales. No tiene las instituciones políticas que funcionen y con más de un millón de refugiados, los problemas socio-económicos se agravarán en el trascurso del año. El gobierno sostiene que el cuidado de los refugiados sirios -más de ¼ de la población de Líbano- han costado u$s 7.000 millones hasta ahora, pero la deuda externa está creciendo a un 10% al año y si esto sigue así llegará a más de u$s 10.000 millones en 4 años y 6 meses. Sin una solución, Líbano se encamina a una situación como la de Grecia.

El destino político de Líbano usualmente se decide a través de las negociaciones regionales entre Irán y Arabia Saudita. Ambos parecen dispuestos a evitar una nueva conflagración en el Medio Oriente y algunos miembros del parlamento dijeron que un candidato de consenso probablemente surgirá a través de las negociaciones regionales. Solo restará esperar a que las “negociaciones regionales” decidan un candidato de consenso, mientras Líbano se consume. 




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