lunes, 2 de diciembre de 2013

Tripli bajo control del Ejército



Los combates entre grupos armados pro y anti Al-Assad se intensificaron en Trípoli, poco después de caer la noche del domingo, después de un breve período de calma en dos días de fuertes enfrentamientos en los que murieron 12 personas, entre ellas un soldado, y 50 personas resultaron heridas. Los combates fin de semana –la 18ª vez que se enfrentan estos grupos desde marzo de 2011- causaron pánico entre los residentes nerviosos de la ciudad, lo que llevó a decenas de familias en los barrios rivales de Bab al- Tabbaneh y Jabal Mohsen a abandonar sus hogares a zonas más seguras. 

Mientras tanto, las tensiones también subieron en el campo de refugiados palestinos de Ain Al-Hilweh, en el sur del Líbano, después de un miembro de Al-Fatah fue asesinado por un desconocido; asimismo grupos armados palestinos rivales se enfrentaron en el campo de refugiados de Sabra, al sur de Beirut, sin que se reportaran víctimas y las fuerzas de seguridad libanesas intervinieron para restaurar la calma en la zona.

El gobierno de Líbano decidió hoy a poner a la ciudad de Trípoli bajo el mando de los militares por un período de seis meses, en un intento por ponerle fin a los repetidos enfrentamientos vinculados a la guerra en Siria. El PM interino, Najib Mikati, declaró que “Hemos decidido poner en marcha al ejército libanés para que tome todas las medidas necesarias para mantener la seguridad en Trípoli, durante seis meses y colocar a las fuerzas militares, así como de la policía bajo su mando". Próximamente se publicará un decreto facultando al Consejo Militar del Ejército -en consonancia con el artículo 4 de la Ley de Defensa- haciendo efectivo el mecanismo necesario para aplicar la decisión. 

Mikati, un sunita de Trípoli, dijo a la televisión LBC del Líbano que él había estado de acuerdo con el presidente Michel Sleiman y el comandante de las FFAA, Gral. Jean Qahwayi, de "poner Trípoli bajo la supervisión completa del ejército por seis meses”, luego que la situación se salió de control; el Ejército, llevaría a cabo patrullas y aplicaría las órdenes de detención emitidas contra los fugitivos de la ciudad. La violencia en la ciudad norteña ha matado a más de 100 personas este año y paralizado la actividad comercial del lugar.

La lucha se concentraba entre los dos barrios rivales de Jabal Mohsen –alawita- y Bab Tabbaneh –sunita- pero los combates en los últimos días ha tomado un giro más siniestro, extendiéndose a otras partes de la ciudad con francotiradores que tomaron posiciones en los tejados y tiroteos que se salieron de control. Puntualmente la causa que disparó los combates del sábado fue cuando sunitas armados dispararon a un hombre cuyo hermano controla una milicia alawita, lo que desató los enfrentamientos armados que se extendieron rápidamente por toda la ciudad norteña.

Hezbollah negó su participación en los enfrentamientos entre los grupos pro y anti-Al-Assad en Trípoli. En un comunicado, el partido chiita precisó que "En cuanto a lo publicado por un diario local sobre la presencia de elementos de Hezbollah y expertos militares de Hezbollah en Jabal Mohsen (…) Hezbollah niega estas afirmaciones falsas que son infundadas y carecen de evidencia (…) Estas acusaciones eran un "intento desesperado destinado a dar otras dimensiones de lo que está pasando en Trípoli sobre los acontecimientos dolorosos e inducir al público al error sobre lo que realmente está pasando."

Según Mikati, "La reunión de seguridad Baabda subrayó que poner en peligro la paz civil es una "línea roja", pero la decisión no implica abordar la cuestión de una manera similar a lo que sucedió en Nahr Al-Bared”. Mientras tanto, influyente clérigo salafista de Trípoli, Dai Al-Islam Al- Shahhal, acusó Mikati de "vender" Trípoli y señaló que la decisión alcanzada en Baabda está dirigida contra la secta sunita (…) Vamos a tratar de revertirla y derrocarla políticamente".

La medida fue utilizada por última vez durante el período de 1975-1990 Guerra Civil del Líbano, su instauración marca el grado de preocupación de las autoridades en Beirut y más grave aún, el profundo deterioro de la seguridad dentro del país. La guerra civil siria ha acelerado el proceso de fragmentación sectaria que comenzó en 2005 con el asesinato del ex Pm sunita Rafik Hariri y se acrecentó con la llegada al poder de Hezbollah; nuevamente el Ejército es puesto por el poder político como árbitro de las disputas sectarias, debilitando su legitimidad, cuando a la solución nacional la tienen los partidos políticos.





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