jueves, 17 de octubre de 2013

"Línea roja" para la formacion del Gabinete: 22 de noviembre


El diputado de Hezbollah, Ali Fayyad, señaló que el Consejo de Ministros sólo se puede formar si los dos bandos políticos rivales –las Coaliciones 8 y 14 de Marzo-se otorgan poder de veto en el próximo gobierno; según Fayyad "Estamos perdiendo el tiempo del pueblo libanés, pero finalmente sólo habrá una fórmula Gabinete 9-9-6". Fayyad asegura que nadie puede excluir la resistencia del gabinete o marginar su papel -ya sea a nivel nacional o regional- y “Aquellos que piensan que pueden superar Hezbollah en el proceso de formación del gabinete eventualmente darse cuenta de que pueden retrasar la formación del gobierno, pero no puede excluir a Hezbollah de ella y que sólo estaban desperdiciando el tiempo de los libaneses”.

El presidente del Parlamento, Nabih Berri, dijo que el diálogo es la única manera de salir de la crisis y la mejor solución a las cuestiones controvertidas. Berri citó lo sucedido en Ginebra - Irán puso en marcha una nueva ronda de negociaciones sobre las armas nucleares con Rusia, China, Francia, Gran Bretaña, EE.UU. y Alemania- y acotó que "Tenemos que aprender de lo que pasó y está pasando en Ginebra y aprender que la manera más rápida para hacer frente a los conflictos, ya sea mayor o menor, es a través del diálogo".

El Patriarca Maronita Beshara Al-Rahi se reunió con el líder del Movimiento Patriótico Libre, Michel Aoun, y trataron las cuestiones y acontecimientos en la región y sus efectos en Líbano. Aoun dijo después de la reunión que "Tenemos que hacer todos los esfuerzos con el fin de crear un ambiente de entendimiento que va a salvar al Líbano de posiciones negativas (…) Yo represento a un gran número de cristianos y les pido hoy a unirse para hacer frente a la crisis del país. A pesar de las disputas políticas, debemos cooperar para hacerle frente a los graves problemas.” 

El líder socialista, Walid Jumblatt, se encuentra en París. Según sus propias declaraciones se debe a una afección en la espalda y solo estará en la capital francesa el tiempo que dure su convalecencia; pero también se encuentra en París el ex PM Saad Hariri, por lo que todo hace pensar en una posible negociación con el líder del Movimiento del Futuro.

Rumores que circulan entre los principales partidos políticos libaneses hablan del 22 de noviembre -Día de la Independencia- como fecha límite o " línea roja" para la formación de un nuevo gabinete. Para ello, según fuentes cercanas, se realizarán nuevos esfuerzos para formar un nuevo gabinete, lo que significa que se presentarán nuevas propuestas sobre el tema en los próximos días. Estos esfuerzos vendrían como medidas de último recurso ante la posibilidad de la formación de un gobierno por el presidente, Michel Suleiman, y el Primer Ministro designado, Tammam Salam, si los poderes políticos no logran resolver sus diferencias.

El Primer Ministro interino, Najib Mikati, en declaraciones publicadas el lunes manifestó su insatisfacción con la disposición del gabinete provisional y precisó que ya es hora de formar un nuevo gobierno. Mikati desea entregarle el poder a un PM lo antes posible y reiteró que no iba a convocar a una sesión de Consejo de Ministros, para aprobar la exploración de petróleo decretos, siempre y cuando continúe la falta de consenso sobre los decretos.

Líbano está en un estado de espera, mientras aguarda que una serie de acontecimientos regionales suceden, pero en el proceso el país podría caer en un vacío constitucional; las tendencias de calentamiento en las relaciones EE.UU.- Irán y EE.UU.-Rusia podrían -o no- beneficiarse del Líbano, siempre y cuando Irán y Arabia Saudita pongan fin a sus políticas regionales sectarias. 

Líbano ató su suerte al juego jugado por las grandes potencias y está vinculado a los resultados del acercamiento estadounidense-iraní. Suponiendo que sigue avanzando y no es saboteado por los intereses de aquellos a quienes se ha excluido, el acercamiento aún no ha dado resultados tangibles sobre el terreno ni ha dado pistas sobre cuán beneficioso sería para Líbano; las esperanzas de cambio se han convertido en preocupación si una nueva guerra estalla con Hezbollah, producto de la ansiedad de Israel frente al avance de las negociaciones con Irán en lugar de su ataque.

La segunda expectativa se refiere a las negociaciones ruso-estadounidense y sus repercusiones en la situación de Siria y el reflejo que tendría en el mapa de alianzas internas de Líbano: la cuestión gira en torno al destino del presidente sirio, así como el papel y el ámbito geográfico de influencia de su régimen. Arabia Saudita está primero en la cima de la lista de Estados críticos del régimen sirio y no es un secreto para nadie que la relación entre Arabia Saudita y EE.UU. se ha degradado como resultado del asunto sirio. El tema tiene ramificaciones en la escena libanesa, ya que el eje Arabia-EE.UU. siempre ha sido un freno a la influencia iraní y a Hezbollah.

El cuadro político libanés se encuentra atrapado en los juegos de las potencias regionales e internacionales. Mientras no se produzca un desenlace en las negociaciones de las potencias, que genere indicios claros, la incertidumbre dominará el escenario libanes y la formación del nuevo gobierno será una utopia. 





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