viernes, 18 de octubre de 2013

Arabia Saudita rechazó ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad


El Secretario General de ONU, Ban Ki- moon, pidió al Consejo de Seguridad para que inste a Hezbollah a retirar sus combatientes de Siria y expresó su preocupación por las amenazas de importar la violencia a Líbano en respuesta a las acciones del grupo libanés en el Estado árabe. También hizo un llamado al Ejército libanes y al poder político para que prohíban que Hezbollah tenga armas fuera del control del Estado e hizo un llamado para la formación de un gobierno pronto. El informe, presentado es el 18º de Ban al Consejo de Seguridad, sobre la aplicación de la Resolución 1559, que se aprobó en 2004 y pide el establecimiento de la soberanía sobre todo Líbano, que las fuerzas extranjeras se retiren y la disolución de las milicias.

Arabia Saudita ha rechazado un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de ONU y acusó al organismo mundial de "dobles estándares". El Ministerio de Relaciones Exteriores saudita dijo que la ONU debe reformarse primero y que el Consejo de Seguridad ha fracasado en su misión para con Siria, así como en otros conflictos en el mundo; Riad ha expresado su frustración por lo que ve como un fracaso internacional para actuar en Siria, donde se respalda firmemente a los rebeldes, y el anuncio se produjo horas después de Arabia Saudita fue elegida por primera vez a 1 de las 10 plazas rotativas del Consejo de Seguridad.

Los diplomáticos en ONU mostraron su sorpresa por el gesto de Arabia Saudita ya que ningún Estado miembro elegido para uno de los asientos no permanentes lo había rechazado. Arabia Saudita apoya la rebelión contra Al-Assad y ha criticado al Consejo en el por lo que considera como una respuesta inadecuada a la agitación en el Medio Oriente. En una muestra evidente de desagrado mes pasado, el ministro de Relaciones Exteriores saudita canceló un discurso ante la Asamblea General. 

La frustración de Riad se dirige sobre todo a Washington, su antiguo aliado internacional, que ha seguido políticas desde el inicio de la Primavera Árabe a las cuales los gobernantes saudíes han amargamente se han opuesto y que han dañado gravemente las relaciones bilaterales. Arabia Saudita también se ha molestado por un acercamiento entre Irán -su enemigo regional- y EE.UU., que se han descongelado desde que el presidente Barack Obama habló por teléfono el mes pasado con su par iraní, Hassan Rouhani, en el contacto de más alto nivel entre los dos países en más de tres décadas.

EE.UU. es uno de los principales aliados sauditas dentro de los 5 miembros permanentes del Consejo, pero Arabia Saudita cree que Irán está interfiriendo en Siria, Irak, Yemen y Bahrein y que EE.UU. está dispuesto a dejar que Irán juegue un papel importante en la región. Francia, que junto a EE.UU. y Gran Bretaña, ha presionado para una acción más dura contra el régimen sirio pero ha sido bloqueada por Moscú y Beijing, dijo que comparte la "frustración de Arabia Saudita ante la parálisis del Consejo. Las declaraciones francesas en realidad no se enfocan sobre las acusaciones sauditas de doble estándar sino que reflejan la incomodidad de Paris por su pérdida de poder internacional y los cuestionamientos sobre su lugar como miembro permanente del Consejo de Seguridad. 

Aviones de la Fuerza Aérea siria bombardearon hoy la ciudad de Deir Al-Zor después de fuertes enfrentamientos durante la noche, los enfrentamientos aumentaron luego del asesinato del Gral. Jama'a Jama'a, quien fue muerto a tiros por francotiradores en medio de una batalla con los rebeldes que incluían a fuerzas vinculadas a Al-Qaeda. El Observatorio para los DDHH de Siria, informó de enfrentamientos en varios distritos de la ciudad y dijo que los rebeldes de Jabhat Al-Nusra ejecutaron a 10 soldados que capturaron en el distrito de Rashidiyah, donde Jama'a fue asesinado el jueves.

Turquía se encuentra en la misma situación que muchos de los primeros partidarios de los rebeldes -entre ellos EE.UU.- que temen que los islamistas radicales dominen las filas rebeldes. Por primera vez, esta semana Turquía bombardeó posiciones rebeldes dentro de Siria en otro giro positivo para el presidente Al-Assad, quien se encuentra cada más cómodo en su posición. El cambio en el sentimiento internacional ha sido particularmente difícil para el Primer Ministro turco, Recep Erdogan, quien sigue apoyando a los rebeldes pero está preocupado por la seguridad en la frontera al mismo tiempo que está luchando con las crisis en cascada que han socavado su papel regional, lo que obligó a mirar más hacia el interior.

El islamismo ha sido asociado con los pobres y oprimidos. Pero está siendo avivado por clérigos influyentes de Arabia Saudita y Qatar, que ruidosamente promueven la Yihad contra los alawitas, chiitas, cristianos y judíos; en Turquía, es más sutil la "islamización progresiva " del gobierno del Primer Ministro Erdogan. Turquía, Arabia Saudita, Jordania y Qatar conforman un “eje sunita” que se ha invertido aproximadamente u$s 3.500 millones en financiación para los rebeldes islámicos en Siria, que además se oponen a las alianzas chiitas de Irán, Irak, Siria y Líbano. Estas tensiones sectarias se han visto impulsadas ​​por la enemistad geopolítica entre los EE.UU. y la OTAN, por un lado, y Rusia-China por el otro. 

La posición de Arabia Saudita responde a las crecientes preocupaciones por los desenlaces de los conflictos regionales en curso. En Siria, hay tres resultados posibles: una victoria para el régimen, una victoria para la oposición mayoritariamente islamista o una guerra sin fin que conducirá a la desintegración de Siria como la conocemos. Ninguno es preferible.

Que Arabia Saudita haya señalado que el fracaso "para encontrar una solución a la causa palestina durante 65 años ha dado lugar a las numerosas guerras que han amenazado la paz mundial", es cierto pero es una realidad que involucra a todos los miembros permanentes y la ONU en general. En cambio la crítica saudita por el fracaso de ONU para librar a Oriente Medio de las armas de destrucción masiva, incluidas las armas nucleares, y la acusación de permitir que el gobierno sirio "mate a su propio pueblo con armas químicas, sin imponer sanciones disuasorias" no hacen más que señalar la impotencia de Riad frente a los acontecimientos y la imposibilidad de derrocar al gobierno alawita en Siria con las armas provistas por éstos.




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