El ministro del Interior libanés, Marwan Charbel, señaló que la seguridad ha sido reforzada en torno a las embajadas árabes y occidentales en Líbano después de la decisión de la Liga Árabe de suspender a Siria cientos de manifestantes atacaron las misiones diplomáticas en Damasco. Fuentes de seguridad indicaron que las medidas de seguridad alrededor de las embajadas en todo el país -incluyendo las de Arabia Saudita, Qatar, Francia y los EE.UU.- se habían duplicado en los últimos días.
El diario Ash-Sharq Al-Awsat publicó una declaración de un grupo de oposición que se hace llamar el "Partido Liberal de Siria", en la que el partido dijo que había recibido información de miembros de seguridad sirios para cooperar con la Inteligencia de la Fuerza Aérea Siria en los planes para atacar a la Embajada de Qatar y secuestrar a nacionales qataríes en Líbano. Las fuentes de seguridad libanesas indicaron que Charbel había reconocido, en reuniones privadas, que la seguridad en torno a las embajadas se había incrementado en "un esfuerzo para frustrar cualquier posible ataque que tendría repercusiones en la estabilidad del Líbano”.
Los refuerzos de la seguridad en torno a las embajadas coincide con una manifestación de unas 150 personas en la ciudad de Trípoli que demandaban el fin del gobierno de Bashar Al-Assad y proclamaron advertencias Hezbollah sería el próximo; la manifestación, organizada por un grupo islámico local, llamó a Líbano a retirar a su embajador en Siria y exigió que el Primer Ministro Najib Mikati -nativo de Trípoli y sunita- que renuncie.
Se conoció que el Ejército sirio ha colocado minas terrestres a lo largo de la frontera sirio-libanesa en las últimas semanas -en un esfuerzo según algunos han dicho- para evitar el contrabando de armas a través de la frontera, algo que históricamente ha sucedido y las fuerzas de seguridad sirias utilizaron para suplir a Hezbollah. Algunos activistas de DDHH sirios, creen que esta maniobra es un intento por sellar las fronteras y detener el flujo de civiles, y soldados desertores, que huyen hacia el norte de Líbano desde la provincia siria de Homs.
Estas noticias señalan la profundización de la brecha entre el gobierno dominado por Hezbollah y la oposición pro-occidental predominantemente sunita. El voto libanés en contra de la suspensión a Siria, dentro la Liga Árabe, se convirtió en otra fuente de conflicto dentro de la solapada guerra fría entre los partidos pro-sirios –liderados por Hezbollah- y la oposición anti Al-Assad encabezada por el ex primer ministro Saad Hariri.
El debate por la posición del país sobre la revuelta en Siria también ha dividido a la opinión pública y las críticas cruzadas giran en torno a la dependencia siria o saudita –según el caso; a diferencia de Damasco que acusa a la Liga Árabe de ser influenciada por EE.UU., algo que tiene poca influencia en Líbano.
Si bien Líbano ha tenido una reputación de países liberal dentro de una región conservadora y nacionalista, el voto a favor de Siria en la Liga Árabe no se explica por una cuestión ideológica sino que se debe a la influencia siria sobre la política libanesa, ya que el régimen sirio ha mantenido una suerte de patronato, sobre las designaciones del presidente o el primer ministro. Esa influencia se mantiene y se ha acentuado hoy en día.
Aunque el voto ante la Liga Árabe representa la posición del gobierno libanés, ésta no necesariamente representa a la sociedad libanesa en su totalidad y tampoco a la totalidad del gobierno que está dividido sobre como enfrentará lo que viene después de la caída del régimen de Bashar Al-Assad. Difícilmente Líbano afronte algún tipo de presión internacional por su voto, la comunidad internacional comprende situación en Líbano y que Hezbollah es realmente quien detenta el control del gobierno.
El diario Ash-Sharq Al-Awsat publicó una declaración de un grupo de oposición que se hace llamar el "Partido Liberal de Siria", en la que el partido dijo que había recibido información de miembros de seguridad sirios para cooperar con la Inteligencia de la Fuerza Aérea Siria en los planes para atacar a la Embajada de Qatar y secuestrar a nacionales qataríes en Líbano. Las fuentes de seguridad libanesas indicaron que Charbel había reconocido, en reuniones privadas, que la seguridad en torno a las embajadas se había incrementado en "un esfuerzo para frustrar cualquier posible ataque que tendría repercusiones en la estabilidad del Líbano”.
Los refuerzos de la seguridad en torno a las embajadas coincide con una manifestación de unas 150 personas en la ciudad de Trípoli que demandaban el fin del gobierno de Bashar Al-Assad y proclamaron advertencias Hezbollah sería el próximo; la manifestación, organizada por un grupo islámico local, llamó a Líbano a retirar a su embajador en Siria y exigió que el Primer Ministro Najib Mikati -nativo de Trípoli y sunita- que renuncie.
Se conoció que el Ejército sirio ha colocado minas terrestres a lo largo de la frontera sirio-libanesa en las últimas semanas -en un esfuerzo según algunos han dicho- para evitar el contrabando de armas a través de la frontera, algo que históricamente ha sucedido y las fuerzas de seguridad sirias utilizaron para suplir a Hezbollah. Algunos activistas de DDHH sirios, creen que esta maniobra es un intento por sellar las fronteras y detener el flujo de civiles, y soldados desertores, que huyen hacia el norte de Líbano desde la provincia siria de Homs.
Estas noticias señalan la profundización de la brecha entre el gobierno dominado por Hezbollah y la oposición pro-occidental predominantemente sunita. El voto libanés en contra de la suspensión a Siria, dentro la Liga Árabe, se convirtió en otra fuente de conflicto dentro de la solapada guerra fría entre los partidos pro-sirios –liderados por Hezbollah- y la oposición anti Al-Assad encabezada por el ex primer ministro Saad Hariri.
El debate por la posición del país sobre la revuelta en Siria también ha dividido a la opinión pública y las críticas cruzadas giran en torno a la dependencia siria o saudita –según el caso; a diferencia de Damasco que acusa a la Liga Árabe de ser influenciada por EE.UU., algo que tiene poca influencia en Líbano.
Si bien Líbano ha tenido una reputación de países liberal dentro de una región conservadora y nacionalista, el voto a favor de Siria en la Liga Árabe no se explica por una cuestión ideológica sino que se debe a la influencia siria sobre la política libanesa, ya que el régimen sirio ha mantenido una suerte de patronato, sobre las designaciones del presidente o el primer ministro. Esa influencia se mantiene y se ha acentuado hoy en día.
Aunque el voto ante la Liga Árabe representa la posición del gobierno libanés, ésta no necesariamente representa a la sociedad libanesa en su totalidad y tampoco a la totalidad del gobierno que está dividido sobre como enfrentará lo que viene después de la caída del régimen de Bashar Al-Assad. Difícilmente Líbano afronte algún tipo de presión internacional por su voto, la comunidad internacional comprende situación en Líbano y que Hezbollah es realmente quien detenta el control del gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario