Los llamamientos de Sheikh Ahmad Asir -de Sidón- y el jeque Salem Al-Rifai -de Trípoli- ambos firmes partidarios de la revuelta siria se produjeron luego que George Sabra -recién nombrado jefe de la Coalición Nacional de la Oposición de Siria- advirtió que el papel de Hezbollah, en los combates en la provincia siria de Homs, equivalía a una "declaración de guerra". La afirmación de Sabra coincide con informes que indican que combatientes de Hezbollah estaban tomando la iniciativa contra los grupos rebeldes sirios en la zona de Al-Qusair, provincia de Homs.
Rami Abdel-Rahman, director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, precisó que el ejército sirio está liderando la campaña en los frentes norte y este, mientras que Hezbollah está encabezando la lucha en los frentes sur y oeste; el ejército está avanzando en la región de Al-Qusayr y la captura de la ciudad está a solo unos días, a lo sumo, ya que el objetivo es limpiar la región de rebeldes para garantizar el retorno de los residentes, que huyeron al inicio de los enfrentamientos en la zona.
El gobierno de Al-Assad no tiene otra opción en este momento ya que los rebeldes han capturado gran parte del norte y el este del país tomando el control de las bases militares, represas hidroeléctricas, pasos fronterizos e incluso la capital de Raqqa. La pérdida de esas áreas implica que la mayoría de los campos petroleros y las tierras cultivables no están a disposición del régimen limitando sus riquezas.
El conflicto sirio ya despertó las tensiones sectarias en Líbano y los enfrentamientos provocados entre partidarios y opositores al gobierno sirio son corrientes en la frontera norte y este del país; esas escaramuzas, a su vez, reflejan la naturaleza sectaria de los enfrentamientos en Siria. Hezbollah ha negado que respalde Al-Assad en la lucha, argumentando que solo está ayudando a los chiitas mientras que las fuerzas del gobierno sirio han atacado presuntos rutas de suministro rebeldes dentro de Líbano con artillería y aviones.
A lo largo de la frontera, las fuerzas pro-Al-Assad -incluyendo a los combatientes de Hezbollah- han logrado avances estratégicos en los últimos días en lo que parece ser la creación de un corredor crucial entre Damasco y la región de Latakia, el enclave alawita en la costa mediterránea siria. La porosa frontera alrededor Al-Qusayr y Homs es una importante ruta de contrabando a los rebeldes, pero los insurgentes también quieren sellar la frontera de las fuerzas del gobierno para cortar a Damasco de la zona costera alawita.
La velocidad de los acontecimientos en Siria influyen en la formación del gobierno del Primer Ministro interino, Tammam Salam; algunos sectores de la Coalición 8 de Marzo sostienen que no tienen prisa para formar un gobierno, ya que están a la espera de los resultados de las operaciones militares en Siria, generando incertidumbre sobre el futuro del gobierno libanés. Dentro del país existen sentimientos contradictorios acerca de las repercusiones de las operaciones militares en Siria, ya que los logros militares alcanzados por el ejército sirio contra los opositores armados en el área de Damasco y Homs, se deben a la intervención decisiva de Hezbollah.
La correlación entre la formación del gobierno libanés y adopción de la nueva ley electoral terminará en la pérdida de ambos, ya que esos dos objetivos deben estar separados por los intereses que involucran. El conflicto en Siria ha comenzado a afectar a los cristianos, luego del secuestro de los arzobispos ortodoxos en Aleppo, por lo que los homólogos libaneses se aferrarán a la nueva ley electoral para asegurarse su supervivencia frente a un contexto sunita regional adverso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario