Las órdenes de detención emitidas por Siria contra el ex PM libanés, Saad Hariri y el parlamentario Oqab Saqr fueron enviados de manera informal, según lo informó el ministro de Justicia Shakib Qortbawi. Según el funcionario libanés, "Las órdenes sólo se recibieron por correo electrónico, no fueron entregadas las copias al Ministerio de Justicia para decidir cómo abordar el tema todavía. El poder judicial libanés no puede resolver el caso cuando sólo se hace a través de correo electrónico y tiene que recibir una copia del archivo incluyendo pruebas y documentos pertinentes.
Según una nota enviada por la Interpol a sus oficinas en los países árabes, la organización decidió no seguir las órdenes de detención en su base de datos y no quiere cooperar con ellos sobre la base de sus reglamentos, ya que "está estrictamente prohibido por la organización para llevar a cabo cualquier intervención o actividades de carácter político, militar, religioso o racial". Interpol señaló que la petición no cumple con sus normas basadas en "la naturaleza de los cargos, la situación de los individuos buscados y la actual situación en Siria".
Mientras avanza el juicio contra el ex Ministro de Información libanés, Michel Samaha, EE.UU. calificó al funcionario de "terrorista mundial especialmente designado" por ayudar supuestamente ayudar al régimen del presidente sirio, Bashar Al-Assad, para lanzar ataques en Líbano. Mediante esta designación de "terrorista global" por parte del Departamento de Estado de EE.UU., y el Tesoro le impusieron sanciones económicas que congelan cualquier activo que posea dentro de la jurisdicción de EE.UU. y prohíbe a los estadounidenses hacer negocios con él.
En 2007, Samaha fue puesto por la Casa Blanca en una lista de personalidades libanesas y sirias sospechadas de trabajar para socavar la estabilidad de Líbano y al gobierno apoyado por Occidente Beirut en el cargo en ese momento. La acusación de Líbano a dos sirios entre ellos el Gral. Ali Mamlouk -un alto funcionario de seguridad siria- en relación con el caso, marca una ruptura importante con el pasado cuando tal acción contra Damasco y sus aliados libaneses habría sido impensable; esta decisión política del gobierno de Mikati despertó el apoyo de EE.UU. que nuevamente incluye a Samaha en una lista de personas señaladas de patrocinar el terrorismo.
El Primer Ministro, Najib Mikati, dijo que el Consejo de Ministros ha protegido a Líbano en medio de la tensión regional que rodea al país y "El gabinete fue capaz de mantener un nivel mínimo de estabilidad interna a la luz de un máximo nivel de tensión en la región." Según Mikati, el gobierno no ha sido capaz de alcanzar grandes logros en fase tan difícil, "Pero, por lo menos ha tenido éxito en frustrar varios complots destinados a desestabilizar a Líbano”; para ejercer presión contra Mikati, la oposición también puso a su renuncia como condición previa para reanudar el Diálogo Nacional y pidió la formación de un “gabinete de salvación neutral” que se encargaría de supervisar los comicios de 2013 y aunque Mikati ha expresado su predisposición a renunciar, sólo dimitiría si se llega a un acuerdo previo sobre un nuevo gabinete.
Estas últimas señales políticas dentro y fuera de Líbano parecen indicar que Mikati cuenta con el apoyo de varios sectores internos que apuestan a la estabilidad por sobre el caos que podría devenir si colapsa el actual gobierno mientras el régimen sirio se cae a pedazos; el vacío de poder supone una amenaza mayor que los avances de las diferentes coaliciones de cara a las elecciones parlamentarias de 2013. Tal vez sea mejor ceder un poco ahora y en vez perder la posibilidad de las elecciones por un contexto de violencia.
Resulta significativo también que Mikati reciba apoyo de EE.UU., como sucedió con Samaha, que si bien no va a alterar la situación del ex ministro de Información resulta un guiño para la política de estabilidad impulsada por el PM sunita; aunque el país esté lejos de la estabilidad, más bien viene evitando una guerra civil como sucedió en el pasado. Le resta varias cuestiones por resolver dentro del país, que suponen verdaderas amenazas a la estabilidad social: las armas de Hezbollah –pos Al-Assad-, la situación de los refugiados –sirios y palestinos-, el deterioro de la economía y la cuestión del reparto del poder entre las diferentes religiones.
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