miércoles, 19 de noviembre de 2014

Los rehenes libaneses, cautivos de la crisis regional



Según los informes, Estado Islámico de Iraq y Al-Sham (ISIS) ha exigido la liberación de 22 presos islamistas para cada militar libanés rehén bajo su poder, informó el diario local Al-Mustaqbal; ayer la misma fuente dijo que Líbano había accedido a la demanda de Jabhat Al-Nusra de canjear 5 presos islamistas en Líbano y 50 en Siria, por cada soldado cautivo. El periódico, citando a "fuentes oficiales", dijo que el grupo de crisis del gobierno libanés se reunirá para discutir el resultado de una visita a Damasco del jefe de Seguridad General, My. Gral. Abbas Ibrahim. ISIS y Jabhat Al-Nusra tienen, al menos, a 27 soldados libaneses y policías rehenes que secuestraron a principios de agosto durante una breve incursión en la ciudad fronteriza del noreste de Arsal.

Las fuentes subrayaron las preocupaciones libanesas sobre la voluntad de Damasco para liberar sus propios detenidos a cambio de la libertad de los rehenes. Sin embargo, el gobierno sirio podría cooperar si la lista de intercambio incluye al combatiente de Hezbollah, Imad Awwad, que está en poder de Jabhat Al-Nusra. La lista de presos islamistas solicitados por los yihadistas varía entre 40 a 50 nombres, entre ellos hay: sirios, palestinos, libaneses y nacionales de los países árabes del Golfo, mientras que la lista de los detenidos en las cárceles sirias aún no está terminada, dijeron las fuentes.

Ibrahim negó que haya sostenido conversaciones con Jabhat Al-Nusra, y dijo que "La Dirección General niega rotundamente esta noticia y espera que los medios de noticias serían precisa y transparente en sus informes". El diario Al-Akhbar, dijo que Ibrahim se reunió personalmente con Jabhat Al-Nusra hace un mes y que los militantes se negaron a entregarle al jefe de Seguridad General su lista de demandas para liberar soldados libaneses y policías; según ese periódico, los militantes dijeron a Ibrahim que estaban esperando al mediador de Qatar, un sirio puesto por Doha para negociar entre los militantes y el gobierno libanés, y que rechazaron las negociaciones directas con el funcionario libanés.

La coalición internacional, liderada por EE.UU., comenzó con ataques adicionales focalizados contra el grupo Khorasan –una versión de Al-Qaeda en Siria con veteranos de Afganistán y Pakistán desprendidos de Jabhat Al-Nusra- lo que llevó a la especulación en los medios de comunicación sobre una posible tregua, alianza o incluso fusión entre el ISIS y Jabhat Al-Nusra. 

Pero las diferencias entre el ISIS y Jabhat Al-Nusra son demasiadas, como para ir más allá de la alianza puntual de Qalamoun -que refleja una situación excepcional- donde ninguno de los grupos puede controla ese territorio por sí solo y ambos están geográficamente aislados de sus grupos dentro de Siria, además verse superados por los elementos del Ejército sirio y Hezbollah. A nivel más general, aún se cree que Jabhat Al-Nusra es el culpable de la "deserción" ('inshiqāq) del ISIS, al negarse a ser subsumida en lo que entonces era el Estado Islámico de Irak para formar el Estado Islámico en Irak y Al-Sham (ISIS) en abril de 2013; las demandas de suma cero del ISIS solamente han solidificado con el Estado Islámico o Califato, proclamado el junio 29 y que exigiendo la lealtad de los musulmanes de todo el mundo.

El My. Gral. Abdul Karim Khalaf señaló que los ataques de la coalición, incluso si llegan relativamente tarde, rendirán resultados positivos en Irak a diferencia de en Siria. Esto es principalmente debido a que los ataques aéreos en Iraq se lanzan al mismo tiempo que los ataques terrestres -por parte del Ejército iraquí, milicias y tribus- son lanzados en coordinación con la coalición. Según Khalaf, "No hay tal coordinación en Siria ya que no hay verdadero socio en el terreno que sea confiable para la coalición y con el que pueda coordinar (…) La falta de coordinación entre la coalición y las fuerzas sobre el terreno en Siria sería retrasar la eliminación de la ISIS en Siria y acelerarlo en Irak."

La cuestión de los combatientes extranjeros es de gran preocupación. La amenaza, derivada de la posibilidad que los combatientes yihadistas regresen a sus respectivos hogares en más de 80 países, también sugiere que hay desventajas significativas en tratar de manejar una amplia coalición de extremistas violentos internacionales. Estas vulnerabilidades se deben explotar para debilitar aún más el vínculo -ya delgado- entre el Estado Islámico y los grupos nacionales que operan en su interior: en Al-Raqqa, la capital del califato, un grupo de combatientes uzbekos se habían establecido en las casas de lujo en un lago en las afueras de la ciudad, a su vuelta de luchar por el ISIS en Irak se encontraron con que esas casas estaban ocupadas por chechenos y árabes que terminaron combatiendo entre ellos. La idea de una colección internacional de luchadores individualmente motivados está lejos de la realidad del manejo de un grupo tan diverso.

El ministro del Interior libanés, Nouhad Al-Mashnouq, destacó que el próximo año en Irak y Siria será testigo de acontecimientos de seguridad difíciles, lo que tendrá graves repercusiones en Líbano. Según el funcionario "Estamos listos para hacer frente a todos los posibles escenarios y las fuerzas de seguridad están en alerta máxima”, y consideró que la fortificación de la situación local requiere la unidad nacional, la seguridad equilibrada y coraje para hacerle frente a “la ideología enferma y destructiva que considera matar a una parte de la religión”.

La política de EE.UU. hacia Siria está compuesta de anomalías y contradicciones. La gente que está entrenando para desplegarla en contra de Al-Assad, hace que sea visto como la principal amenaza; pero una política anti-Al-Assad va en contra de los propios objetivos regionales de Irán de promover chiitas y alawitas en toda la región. El interés de EE.UU es luchar contra el terrorismo, no la construcción de un Estado, y guarda más relación con una política destinada a adelantarse y prevenir ataques contra sus intereses y aquellos de sus aliados en la región. Puede ser políticamente correcta la retórica de deshacerse de Al-Assad, pero la falta de ventajas estratégicas hace que no sea el momento ahora. 

En el fondo, Al-Assad y los kurdos sirios combaten al ISIS –junto a Hezbollah en la frontera- trabajo que beneficia a la coalición y le evita a Obama el envío de tropas al terreno. Damasco controla el 65% del territorio y mantiene una línea defensiva contra una ofensiva total del ISIS, situación que colabora con la pobre estabilidad libanesa.



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